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La obsesión de llegar a 30

Gustavo Jiménez/ El Observador ·       Liga Deportiva Alajuelense acumula cinco años de una sequía que ya es intolerable para sus aficionados…

Por Berlioth Herrera

Tiempo de Lectura: 3 minutos
La obsesión de llegar a 30
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Gustavo Jiménez/ El Observador

·       Liga Deportiva Alajuelense acumula cinco años de una sequía que ya es intolerable para sus aficionados

Terminó el 2018 y en Alajuelense repitirán ese anhelo que llevan anunciando desde hace un lustro: alcanzar su título número 30. Parece como esas resoluciones de Año Nuevo que deben revalidarse entre los brindis de cada 31 de diciembre, pues nunca se cumplen.

Pero echemos atrás. Hace cinco años, el 22 de diciembre del 2013, la Liga estaba en la cúspide del fútbol costarricense. En una tanda de penales, el equipo comandado por Óscar Ramírez ganaba el quinto título en los últimos seis torneos disputados; además, alcanzaba los 29 trofeos de su más enconado rival, Saprissa.

Desde ahí nació una obsesión por superar a los tibaseños y ser el primer club costarricense en ganar 30 campeonatos. Pero los manudos entraron en un prolongado bache, mientras morados y heredianos se alternaban las carrozas de festejo. Hasta Pérez Zeledón se estrenó en el cuadro de honor del futbol costarricense en este tiempo.

Las malas decisiones desde la Gerencia Deportiva al nombrar técnicos y fichar jugadores han sido la principal causa para que los erizos se alejen del título. 

Tras el último campeonato conseguido, al Alajuelense se le escaparon tres trofeos nacionales en finales consecutivas, bajo la dirección técnica de Óscar Ramírez, el colombiano Hernán Torres y Javier Delgado. Después de eso apareció el fantasma de la 29, con inestabilidad en el banquillo y una planilla que se renueva desesperadamente torneo tras torneo.

Luego de estas finales perdidas la anterior directiva falló con los nombramientos del argentino José Giacone, Wilmer López y el portugués Guilherme Farinha.

Con la llegada de Fernando Ocampo a la presidencia (2016) los errores continuaron, por los estériles fichajes del español Benito Floro, Wilmer López, el uruguayo Rubén Israel (no dirigió ni un partido por problemas de salud) y el también charrúa Nicolás Dos Santos. Todos quedaron lejos del trofeo de campeón, y ni siquiera lograron que los rojinegros llegaran a la final. Solo Luis Diego Arnáez, actual técnico, dejó a la Liga a las puertas de una disputa por el cetro, pero se les escapó el boleto en la tanda de penales ante Herediano.

Este desequilibrio también se refleja en la planilla. Alajuelense se acostumbró a la desbandada de jugadores que dejaban el club al final de cada torneo y a la oleada de fichajes al inicio del siguiente. Contrataciones que, en muchas ocasiones, resultaron un fiasco, al punto que algunos futbolistas apenas sumaron minutos y al cabo de un campeonato dejaron el equipo.

“Pasaron muchos años turbulentos en los que no hubo estabilidad ni en el banquillo ni en el grupo de jugadores, mientras equipos como Saprissa y Herediano formaron equipos con un proceso de mucha estabilidad, de trabajo más continuo, sin tanto cambio, lo que les ha permitido sacar ventaja. Esta inestabilidad hace que cada seis meses se tenga que empezar de cero y ahí le sacan ventaja los rivales con ese trabajo que ya tienen acumulado”, explica Luis Marín, excapitán de Alajuelense y de la Selección Nacional y uno de los grandes referentes actuales para la afición manuda.

En este último torneo, en el que los manudos pelearon la punta, el equipo mostró mayor estabilidad, pero sigue cargando con una presión que afecta a la Junta Directiva, pesa sobre los jugadores y abruma a los aficionados. 

“Vendrá la 30, la 31, la 32 y la 33, de eso no tengo duda, pero el jugador no puede obsesionarse con ganarla. Debe trabajar el día a día y jugar todos los partidos como una final”, asegura el excapitán erizo Pablo Gabas, ahora comentarista de televisión.

Para el próximo torneo, la Liga tiene varios retos: reforzar líneas donde se ha visto débil, especialmente la defensa; contar con jugadores que salten desde el banco y | cambien la historia a los partidos; pero sobre todo, la principal lucha que tendrán los manudos será remar contra la desesperación que provoca esta sequía.

“La Liga siempre tendrá presión por ser campeón porque es un club de campeones. Pero el que exista esa presión no nos puede hacer caer, a los directivos, en el error de la desesperación, y en ese sentido hay que actuar muy responsablemente”, afirmó Federico Calderón, directivo manudo, manteniendo un discurso de serenidad ante una afición que pierde la paciencia cada vez más.

Se intentó obtener la opinión del presidente rojinegro Fernando Ocampo, pero no fue posible al cierre de esta nota (3 de enero).

En este 2019 Alajuelense celebrará su centenario, por lo que la esperanza manuda es que la 30 por fin deje de ser una obsesión.

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