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Lucía Jiménez: la salsera con una pasión imparable

Acordamos por teléfono una entrevista para el penúltimo miércoles de enero en las instalaciones del Latin Stars Academy, en Pavas….

Por Paula Umaña

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Lucía Jiménez: la salsera con una pasión imparable
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Acordamos por teléfono una entrevista para el penúltimo miércoles de enero en las instalaciones del Latin Stars Academy, en Pavas. Aunque nunca habíamos hablado, su tono cercano la hace a una entrar en confianza en segundos.

Si no la ubica por el nombre, es posible que su cabellera pelirroja y sus llamativos ojos azules le den las señales correctas para saber que es la famosa bailarina de salsa, que ya le ha dado a Costa Rica diez premios internacionales.

Se trata de Lucía Jiménez, una joven bailarina multifacética que lleva su pasión por el baile al límite.

Baile, baile y más baile

El baile lo es todo en la vida de Lucía y ocupa las 24 horas de su agenda. “De locos”, así es como describe su dinámica diaria: de un salón de baile a otro, en sesiones de fotografías, ensayos, en clases, en labores administrativas de su academia, en actividades, en competencias…

“Lo bonito de mi vida es que es muy dinámica a través del baile, nunca es igual, me levanto todos los días sabiendo que voy a hacer cosas completamente distintas”, contó la campeona.

“Me entusiasma muchísimo, porque realmente soy quién decido ser”, dijo la bailarina. Y la autenticidad se le nota a leguas.

Siempre cerca al baile

No siempre supo que lo que quería era el baile. Pasaron años para que diera en el clavo de su mayor pasión y supiera que era a la libertad del cuerpo que da esa actividad a lo que quería dedicarse.

Desde temprana edad ingresó a gimnasia olímpica, actividad a la que le debe la disciplina que hoy le permite ser una de las mejores bailarinas del país y campeona mundial.

Luego probó con ritmos como el Jazz y el Hip Hop, que le gustaban pero no la hacían vibrar como los ritmos populares. Pero esto lo sabría hasta años más tarde. A sus 19 tomó la decisión de enfocarse en sus carreras de Publicidad y Relaciones Públicas, por lo que dejó de lado el baile por un rato.

Sin embargo, y a través de la zumba, volvería pronto a su pasión y esa vez con más fuerza.

“Me decidí meter al gimnasio, pagué la anualidad y todo ese año lo único que hice fue zumba -dice entre risas-, me enganchó y me encantaba porque era una introducción a los bailes latinos”, contó. 

“Cuando terminó ese año dije que debía buscar por donde ir y me metí a Merecumbé, y empecé a ver bailes latinos y ahí yo siento que fue un flechazo total”, contó con la pasión que la caracteriza. 

La vibración que esos ritmos le provocaron en el cuerpo fue distinto y Lucía la aceptó con los brazos abiertos. Por primera vez sintió el deseo de dejar sus estudios y dedicarse de lleno al baile.

Sin embargo, terminó de sacar sus carreras e inició a ejercer en comunicación para empresas como McDonald´s y Ogilvy. Pero el chispazo de dedicarse al baile no se apagó. 

Poco a poco Jiménez se fue metiendo de lleno a la disciplina hasta que llegó a su primer mundial de salsa en Puerto Rico, el World Salsa Open. Aunque esa vez no obtuvo el primer lugar, significó uno de los retos que ha tomado con más pasión: ganar el concurso en los años siguientes.

Tardó cuatro años, de esfuerzo y entrenamiento, en obtener el primer lugar en la competencia. Pero el trofeo no sería significativo en sí mismo, si no lo que vendría después, pues Jiménez dejó atrás los miedos, renunció a su trabajo y se mudó a Nueva York para formarse como bailarina de salsa.

“Tenía una pasión imparable. Sabía que tenía que entrenar e invertir como cualquier persona que decide estudiar medicina, por ejemplo. Invertir en educación”, manifestó. 

Después de esto, la vida como bailarina ha ido a excelente ritmo: continuó ganando títulos mundiales, pues ya colecciones diez; competencias nacionales y hace dos años que cuenta con su propia academia de baile, que desea expandir cada día más.

Con la academia, Lucía busca retribuir todo lo aprendido con sus alumnos y alumnas.

“Me pongo en los zapatos de gente que viene detrás mío y tiene los mismos sueños, me encantaría poder guiarlos y darles oportunidades artísticas a nivel profesional, social y recreativo”, dijo. 

Compartir con Lucía en su estudio es verla correr de un lado a otro, con papeles, con el celular en la mano, saludando a todo el mundo. Entre tanto y tanto, suena una canción en alguno de los salones y la baila por unos segundos, suave y con alegría. Luego sigue su camino.

Sale de una habitación a otra mientras graba, al mismo tiempo, dos entrevistas. Una locura, una vida a un ritmo desenfrenado. Así es la vida de la bailarina.

A mediados de enero regresó al país no con uno, si no con tres trofeos: junto a su pareja de baile Franklin Liranzo alcanzó el primer lugar en las categorías de Just Chacha, Just Bachata y la categoría triple de Salsa, Chacha y Bachata.

“Cada logro se puede ver fácil pero definitivamente es un camino largo que trae muchísimo recorrido. Es el resultado de años de entrenamiento, esfuerzo, perseverancia y entrega. Con muchos altos y bajos pero con los objetivos claros y cargados de pasión”, dijo la bailarina sobre sus premios.

Lucía Jiménez ya cuenta con 10 títulos mundiales en competencias de ritmos populares, y va por más (foto: Facebook Lucía Jiménez CR).

Su camino con estrellas

Jiménez es una de las bailarinas más prominentes del programa televisivo Dancing With the Stars (DWTS). Ganó, junto al chef Daniel Vargas, la tercera temporada de la competencia de ballroom.

A través de las temporadas del programa Jiménez ha compartido su pasión con el baile con diferentes personajes o “estrellas”, como el exjugador Mauricio “Chunche” Montero, el modelo Greivin Morgan, el cantante Jecsinior y el ex embajador de Estados Unidos Fitzgerald Haney.

En la última temporada de DWTS, Jiménez participó con el modelo Greivin Morgan (foto: Facebook Lucía Jiménez CR).

“DWTS significa mucho y aportó muchísimas cosas a mi formación tanto profesional como personal. Me preparó como bailarina de ballroom”, aseguró la bailarina, quien agradeció al maestro David Martínez por sus enseñanzas. 

Sobre el ballroom, la salsera aseguró que es una disciplina “inmensa y difícil, muy minuciosa”. Pero ese detalle fue el que hizo que el tipo de baile cautivara el corazón de la bailarina. 

“Eso me cautivó, porque me encantan los retos. Es un reto que todos los días me tiene aprendiendo y trabajando duro”, dijo Jiménez. 

Asimismo, aseguró que cada estrella con la que ha bailado tiene una forma distinta de aprendizaje, lo que le ha colaborado ahora que cuenta con la academia de baile.

Por ahora, la bailarina contó que tiene nuevos proyectos en mente para este 2020, y mucho, muchísimo baile por delante, no solo en el territorio nacional.

Creo en mí misma, y creo que no hay límites. Creo que los límites los ponemos nosotros, pero con trabajo duro todo es posible. Eso es lo que me hace levantarme cada mañana con ganas de comerme el mundo

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