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Paisajes inéditos de una ciudad quieta por el confinamiento social

Transcurrieron ya 37 días desde que se anunció el primer caso confirmado del nuevo coronavirus en el país. Podrá parecernos…

Por Alonso Solano

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Paisajes inéditos de una ciudad quieta por el confinamiento social
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Transcurrieron ya 37 días desde que se anunció el primer caso confirmado del nuevo coronavirus en el país.

Podrá parecernos que ha pasado una eternidad o que fue tan solo fue ayer. Lo cierto es que la vida, la rutina de todos los costarricenses cambió a partir de ese viernes 6 de marzo.

Ya habíamos visto, leído lo que pasaba en otras latitudes y el momento de experimentarlo en carne propia llegó.

Primero, algunos por prevención tomaron sus propias medidas, luego, poco a poco, con la declaración de emergencia nacional llegaron la suspensión de clases, la restricción de tránsito, el cierre de locales y la población comenzó silenciosa, su confinamiento social.

Las calles se han ido quedando vacías, sin faltar por supuesto, aquellos, siempre dispuestos a romper la norma por rebeldía absurda o necesidad.

La soledad afuera, conmueve y angustia o puede a otros llenar de paz.

Algunas, quizás, detrás de sus ventanas se interrogan qué pasará cuando volvamos a caminar con libertad.

La angustia es por una emergencia de salud pública que amenaza con quitar muchas vidas y por las terribles consecuencias económicas que amenaza con empobrecer a muchos más.

Las imágenes, a veces, parecieran sacadas de una película de ficción.

Atrás quedaron las prensas, el ruido ensordecedor de alto tráfico.

Para dar paso a ciudades calmas.

Mientras se mira el reloj pasar, con la esperanza de que todo volverá a la normalidad.