Tomás Gómez
Hubo ministros, como Rodolfo Piza, que renunciaron tras meses de rumores; a otros, como Edgar Mora, bastaron días de manifestaciones para tumbarlos; pero también están quienes sobrevivieron a todas las tempestades.
En ese último grupo se ubica Patricia Vega, quien hasta semana capitaneó, al Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Después de una gestión que era defendida por ella y el presidente Carlos Alvarado y adversada por los funcionarios de la institución, organizaciones no gubernamentales y diputados, el conflicto no dio para más y la salida, que era exigida desde hace meses, se materializó el jueves.
Horas antes una niña de 4 años había sido asesinada en su propio hogar al que el PANI, pese a las denuncias, no llegó.
“Una vez más la institución que represento no respondió en la forma más adecuada cuando fue requerida su intervención, la oficina que recibió la alerta incumplió las normas de clasificación que rigen ante estas situaciones y no le asignó la prioridad que el caso realmente ameritaba”, declaró tras conocerse del asesinato de la mejor.
También, inmediatamente ordenó no renovar el contrato a los funcionarios a cargo de la oficina responsable de atender este caso.
En el cargo, pese la oposición
El guión de un menor muerto en su propio hogar a la espera de que el Patronato cumpliera su función no es nuevo.
En el 2019 ya lo habían sufrido un niño de cinco años y un bebé de 13 días de nacido.
Tras darse a conocer ambas noticias el PANI había repartido culpas entre sus oficinas regionales y los procedimientos burocráticos sin que la jerarca de la institución diera un paso al costado.
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Hubo cuestionamientos de prensa, reclamos de los empleados del ente y comparecencias en el Congreso que fueron insuficientes para cambiar el rumbo.
En noviembre, incluso, la Comisión Legislativa de Niñez y Adolescencia presentó el informe final de una investigación donde se pedía la destitución de Patricia Vega y la intervención del PANI, solicitud que una vez fue ignorada por el Poder Ejecutivo.
La institución donde todo está mal
Fundado en 1930 y elevado a rango constitucional en 1949, el PANI llega a los 90 años en medio de sombras y denuncias sobre la desprotección en que siguen quedando los niños en Costa Rica.
“El PANI no responde a lo que está llamado a hacer y para lo que fue creado”, dijo Patricia Vega en la conferencia de despedida.
Su intervención consistió en un lanzamiento de dardos contra la organización, sus procedimientos y funcionarios.
«Ya no es posible tolerar este tipo de incompetencia en la institución», dijo la jerarca saliente.
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En sus palabras, se trata de un ente “anticuado” donde día a día se encontraba dificultad para cambiar las cosas y con pesimismo advirtió que «el cambio no lo hará un Gobierno, ni dos».
Por su parte, los diputados habían destacado en su informe sobre el Patronato tenía deficiencias en su ejecución presupuestaria.
Además, durante la investigación legislativa, los empleados de la institución habían denunciado que trabajaban bajo un clima laboral tenso con repercusiones en su salud física y mental.
Currículum frente a realidad
La cara de Patricia Vega no era nueva en la política cuando fue llamada a tomar las riendas del PANI en mayo del 2018.
Con una militancia socialcristiana de larga data, la abogada había sido ya Ministra de Justicia, viceministra de la Presidencia, viceministra de Planificación, directora Administrativa y oficial Mayor del Ministerio de Economía, Industria y Comercio, así como oficial Mayor del Ministerio de Seguridad Pública y miembro del Consejo Nacional de Migración.
Vega, además, había sido candidata a la Vicepresidencia de la República al lado de Rodolfo Piza en el 2014.
Toda esa experiencia, sin embargo, no fue suficiente para sacar de su letargo a la institución que debe velar por el bienestar de la niñez costarricense.
Aunque el propio presidente Alvarado la destacó como una excelente gerente, la burocracia y los mandos medios pudieron más que ella.
“Veo día a día dificultad para hacer las cosas mejor. Desde mi ingreso he vendido señalando una y otra vez ante quien ha querido oír las falencias de la institución y he planteado una serie de acciones para mejorar”, dijo.
“El PANI necesita cambiar. Este cambio es difícil y encuentra resistencia”, concluyó.
