Paula Umaña
El vehículo de Costa Rica y todo el planeta funciona a medio gas (o menos). Con el motor del turismo apagado, decenas de comunidades en nuestro país ven paralizada casi toda su actividad, mientras intentan digerir el golpe, tener algo de claridad en un futuro cercano, e imaginar las medidas que se deberán tomar para vivir con y después del impacto del coronavirus.
El turismo emplea a más de 211.000 personas de forma directa y unas 600.000 indirectas. El año anterior generó más de $4.000 millones por concepto de divisas, el 8% del Producto Interno Bruto (PIB). Es clara su incidencia en la economía nacional, aunque las autoridades no tengan tan claro a cuánto escala la afectación por la emergencia.
Lo que sí se sabe es que el sector vive una “crisis sin precedentes” en la “temporada Cero”, en plenas fechas de lo que debería ser la época con más turistas en suelo nacional.
Varias cámaras de las comunidades turísticas más visitadas del país aceptaron la depresión de la actividad, mientras intentan trazar salidas lo más pronto posible, para evitar un mayor desempleo y cierre de negocios.
Sin embargo la tarea no es fácil. Están sujetos, sí o sí, a la evolución de la enfermedad en el país y las medidas sanitarias del Gobierno. Penden de un hilo sostenido por toda la población, a quienes piden ser conscientes y tratar de aplanar la curva de contagio.
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Coloso en vilo
Uno de los pilares turísticos de Costa Rica es Fortuna de San Carlos, que da refugio al coloso Volcán Arenal. El vicepresidente de la Cámara de Turismo de Arenal, Tadeo Morales, explicó que con la baja de turistas todo el encadenamiento productivo sufre.
“La zona del Arenal tiene un ingreso enteramente ligado a la actividad turística. Aunque algunos comercios no califican como industria de turismo, como una ferretería, lo que hace es dar suministros a hoteles, restaurantes, empresas…porque existe la actividad de turismo. Toda la actividad productiva de la zona está detenida”, explicó Morales.
La Cámara no vislumbra mejoras significativas al menos en los próximos dos meses, lo que podrían hundir en la quiebra a decenas de negocios que no estaban preparados para el escenario de calamidad.
La Fortuna es una de las comunidades más organizadas del sector turístico en el país. (Facebook La Fortuna Turismo)
La Fortuna es uno de los lugares del país con un mayor catálogo de turismo de aventura con canopy, ríos navegables, kayak, puentes colgantes, entre otros atractivos.
Morales estima que de unas 10.000 personas relacionadas directa e indirectamente a la actividad económica en el área, al menos un 90% están sin ingresos o han sufrido reducción de las jornadas laborales.
La Cámara intenta recolecta los insumos necesarios para tomar decisiones para reactivar el sector e incidir en el Gobierno. Sin embargo Morales dijo que saben que la crisis no se resolverá de la noche a la mañana, y que aplanar la curva de contagios será difícil ante el comportamiento de los costarricenses.
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Costas paralizadas
El paraíso caribeño que alberga Costa Rica también se concentra en la estrategia pospandemia aunque con los ojos vendados, pues estimar una fecha para la reactivación del turismo en la zona está sujeto a cómo se comporte el virus en el país.
Roger Sans, presidente ejecutivo de la Cámara de Turismo del Caribe Sur, aseguró que más del 90% de los hoteles del lugar están cerrados y la actividad turística es nula.
“Hasta que no baje la curva y paren los contagios va a ser muy difícil la reactivación. Esperemos que no dure más de tres a seis meses, eso sería… estaríamos muy agradecidos”, comentó Sans.
El empresario mencionó que apuntarán a la reconversión de los servicios turísticos actuales y dar valor agregado a la experiencia de los turistas. “Un turismo y una marca de destino con significado, es decir, que el venir aquí no sea nada más vacacionar, si no que tenga un significado, que sea descubrir el Caribe”, dijo.
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En el otro extremo del país sufre el Pacífico Central. La Cámara de Turismo y Comercio Sostenible (Catucoso) de la zona reporta la paralización del 80% de sus empresas afiliadas, que superan los 100 empleados.
La incertidumbre no los deja maniobrar a largo plazo, pero ya trabajan en la campaña de promoción del Pacífico Central como destino turístico para los costarricenses.
El director Ejecutivo de Catucoso, Elmer Arguedas, admitió que les invade la incertidumbre. No pierden la esperanza de que las primeras señales de respiro y luces para saber con mayor certeza qué hacer se den a partir de mayo.
Consideran que el primer paso para salir del bache más oscuro provocado por el coronavirus es potenciar el turismo nacional, aunque recuperar a los extranjeros costará un par de meses más.
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Sufrimiento en la bajura y altura por igual
En la bajura guanacasteca, puntos de Nicoya y Santa Cruz sufren el completo embate de la pandemia. (Camara de Turismo de Nosara)
Luis Pardo, presidente de la Cámara de Turismo de Nosara (Catuno), reportó que el 95% de los asociados ya cerraron. La mayoría despidió a sus empleados, en lugar de suspender contratos, para que las personas tuvieran alguna indemnización. En este distrito de Nicoya, y alrededores, manejan noviembre como un fecha tentativa para reabrir negocios.
“El presente muy duro, difícil salir de ello, hasta que no ello de claridad de cuánto va a demorar y cómo va a funcionar. (…) Nos tomó por sorpresa, ha sido demasiado rápido”, dijo Pardo, ante el impacto inicial, mientras se sufre por la poca relación con el Gobierno.
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A pesar del momento actual, el líder ve con optimismo que en la sociedad futura, los turistas buscarán sitios con más privacidad y menos aglomeraciones. Nosara es eso, con mucha naturaleza, una reserva de vida silvestre y construcciones hoteleras pequeñas.
“Que sientan un lugar seguro y la parte de wellness, de estar sanos, una cultura de bienestar. Nosara está tratando de posicionarse en ese segmento. Eso le va a ayudar mucho a diferenciarse”, aseguró Pardo.
Nosara se unió a lo interno y con comunidades vecinas como Guiones, Barco Quebrado, Río Montaña y hasta Ostional, este último de Santa Cruz, para reforzar el consumo de productos locales. Sabiendo que el mercado mundial cambiará, Catuno adelanta que gran parte del mercadeo futuro recaerá en el ICT.
“A finales de mayo tendremos mejor panorama de qué hacer y a dónde vamos”, concluyó Pardo.
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Potenciar turismo nacional
Gran parte de las cámaras turísticas coinciden en dos hechos: la incertidumbre a la que están sometidas con el vaivén del comportamiento del coronavirus y las restricciones dictadas por el Gobierno, y la necesidad de promocionar los diferentes destinos entre los mismos costarricenses.
A través del turismo nacional y la reinvención de la oferta turística, las comunidades más visitadas del país pretenden resurgir de la crisis.
Rubén Acón, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), resaltó que junto al Instituto Costarricense de Turismo (ICT) el sector trabaja en un plan de acción para reactivar, que incluirá priorizar a los costarricenses como principal visitante y con ofertas de diversas índoles.
Acón espera que entre esta y la próxima semana el sector pueda trazar, de manera más concreta, el plan. Según el ICT está compuestos por tres áreas de trabajo: los turistas (nacionales y extranjeros); el tejido empresarial de la industria y los profesionales.
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Paula Umaña
Un viaje diario entre palabras, versiones, hechos y verdades. Una periodista en constante aprendizaje, con el sueño de ser bióloga marina y sumergirse en las historias más profundas del gigante acuático.
