¿Por qué desarrollar la vocación STEAM?

Natalia C. Alfaro para El Observador

Suena tentador ganar más de ¢50 millones al año. Yo, con esa cantidad de dinero, estaría construyendo algo así como una “baticueva” para cuando el apocalipsis de los robots humanoides -junto con el cambio climático- acaben con nosotros los mortales y esperar pacientemente a que los aliens me encuentren y me abduzcan.

Creo que un escenario así de surrealista y ficticio se planteó Isaac Asimov cuando hace, aproximadamente unos 70 años, nos ilustró sobre las 3 leyes de la robótica y un tiempo después predijo la existencia de Skype y FaceTime, las gafas de realidad virtual y que Google apostaría por un carro autónomo controlado por computadora.

Lo que me lleva a preguntarme: ¿Qué ocurrió con el deseo de imaginar el mañana y querer construirlo hoy? ¿Por qué dejamos esa curiosidad innata y nuestra capacidad de asombro? 

Pues bueno, esa motivación es la que en la empresa WR tratamos de cultivar en los niños y niñas de hoy, quienes serán los profesionales del 2030.

Fomentar las vocaciones

El fomento de vocaciones tempranas en STEAM (science, technology, engineering, arts and math, por sus siglas en inglés), debe ser un proceso guiado, motivado y personalizado con un plan conjunto entre niño, papá/mamá y mentor.

Un proceso donde se analicen las diferentes formas en que los chicos son inteligentes y logren desarrollar skills como interacción en entornos robotizados, planificación para escenarios complejos, marca personal adaptable, autoaprendizaje dirigido y enfocado, creatividad e innovación práctica.

Así como trabajos remotos con espacios digitales para que no vean cada revolución industrial como una crisis y teman al reemplazamiento de sus puestos por máquinas. Algo así como ha venido ocurriendo desde que apareció la máquina de vapor.

Por otro lado, están los profesionales, como usted y como yo que, tengamos o no carrera basada en alguna ingeniería, debemos reinventar nuestra marca personal día a día para tener la capacidad de conocer e implementar dentro de nuestras labores cotidianas herramientas digitales en temas como: gestión empresarial, innovación, análisis estratégico y comunicación para de esta forma modificar hábitos inadecuados en la ejecución de tareas, mejorar nuestra calidad de vida y disminuir el estrés y las frustraciones.

Un profesional de alto impacto

Así que, ser un profesional de alto impacto va más allá de cuántos ceros tengamos en nuestra cuenta a fin de mes. Se trata de cómo yo genero una ventaja competitiva basada en conocimiento y, a través de la tecnología, desarrollar competencias como: la productividad individual, autogestión para lograr los objetivos con éxito, creatividad, innovación, pensamiento estratégico y la resolución de problemas.

Lo anterior no se consigue únicamente siguiendo esta moda STEAM por ganar dinero, o tener un mejor trabajo en la era de los componentes ciber-físicos. Es sentir pasión por querer apropiarse del conocimiento y ver la implementación de la tecnología como un medio, no un fin; citando a Louis Pasteur:

“La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso” y esto resume cuál es y debe ser el principal motor del conocimiento científico y tecnológico: servir a la sociedad”.

Recuerde que: compartir nos ayuda a trascender, a hacer las interacciones más sencillas y la experiencia más accesible. Por lo tanto, comparta ese artículo para hacer que otros se animen a surfear la industria 4.0 y no morir en el intento.

Y de paso, preparen a sus hijos con el conocimiento técnico y habilidades sociales para desenvolverse en un mundo todavía aún incierto que no les enseñan en las escuelas ni colegios.

Natalia C. Alfaro cuenta con más de 7 años de experiencia gestionando proyectos en ciencia, tecnología e innovación alrededor del mundo. Es emprendedora y enseña a niños y adultos a pensar de forma creativa, futurista, para que puedan construir una sociedad más próspera.
Web: www.wrlearning.com
Email: [email protected]