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Su cicatriz en el brazo derecho podría esconder un secreto contra el coronavirus

Millones de costarricenses podrían tener en su antebrazo derecho, uno de los secretos para resistir mejor un contagio del coronavirus….

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Su cicatriz en el brazo derecho podría esconder un secreto contra el coronavirus
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Millones de costarricenses podrían tener en su antebrazo derecho, uno de los secretos para resistir mejor un contagio del coronavirus.

La vacuna contra la tuberculosis, conocida como la BCG, se aplica desde 1950 a grandes grupos y se universalizó en el país a partir de 1969. Es la responsable de la cicatriz que muchas personas llevará el resto de su vida.

Pese a que su desarrollo data de 1921, científicos de varias partes del mundo estudian ahora la hipótesis de que la vacuna brinde mejores defensas a los pulmones para enfrentar COVID-19, la enfermedad surgida hace apenas cuatro meses en China y que tiene a la humanidad en jaque.

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Un siglo después

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reacción a la vacuna es completamente normal. Hasta el 95% genera una pequeña úlcera en la zona de aplicación de la inyección, que tarda entre 2 y 5 meses para sanarse y que deja una cicatriz superficial . Su aplicación es en el brazo derecho a manera de identificación, en el izquierdo se coloca la vacuna contra la viruela. (Archivo)

La vacuna contra el Bacilo Calmette-Guérin (BCG), lanzada hace casi 100, ha servido en todo este tiempo para combatir la tuberculosis, una infección bacteriana que daña especialmente el sistema respiratorio.

Investigaciones de seguimiento han calculado que su eficacia se mantiene hasta por 60 años después de aplicada.

Cinco especialistas del Departamento de Osteopatía del Instituto Tecnológico de Nueva York estudiaron todo el impacto del medicamento. Los investigadores presentaron sus resultados en el estudio “Correlación entre la política pública de vacunación BCG y la reducción de morbilidad y mortalidad por COVID-19: un estudio epidemiológico”.

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La investigación comparó el índice de muertes en países como Italia, Holanda y España – que no tienen una vacunación activa – contra los resultados de naciones como Japón y Dinamarca – donde la inmunización lleva años de implementarse -.

Los hallazgos preliminares detectaron resultados más favorables en aquellos sitios con mayor tendencia a la aplicación de la vacuna.

“Así que miramos los datos: los países que nunca implementaron una vacuna universal BCG estaban siendo golpeados fuertemente por COVID-19, con un alto número (tasa) de muertes por habitante”, describió el español Gonzalo Otazu, uno de los autores.

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Además, el informe destaca que el oeste de Europa, que abandonó la vacunación masiva desde la década de 1960 con la reducción de casos, sufre ahora el embate de la pandemia. Mientras que los países que estuvieron bajo la influencia soviética, con fuertes políticas de inmunización, lidian mucho mejor con la enfermedad.

Se analizó también el caso de Irán, azotado con 66.000 diagnósticos y 4.100 muertes. Si bien el país si ha incluido la BCG en su esquema ordinario, el ajuste se hizo apenas en la década de 1980, lo que se traduce una menor eficacia.

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Ticos entre la protección y la expectativa

Pese al número creciente de contagios de COVID-19, Costa Rica ha registrado una baja tasa de mortalidad por la enfermedad.

La cifra de muertes hasta esta Semana Santa era de tres, lo que representa un índice de apenas 0,5%, lejos del 5% que se calcula a nivel mundial y del 3,5% que marca Estados Unidos, el 10% de España o el fatídico 12% de Italia, hasta ahora los puntos con más muertes.

Las autoridades de salud costarricense aplican la BCG en grandes grupos desde inicios de la década de 1950 y se estandarizó desde 1969 para todos los recién nacidos.

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El ministro de Salud, Daniel Salas, mostró escepticismo por los estudios que se anuncian, pues según él se desarrollan muchos a la vez y aún falta analizar si las muestras son estadísticamente fuertes como para establecer la correlación.

Según el jerarca las medidas seguras por el momento siguen siendo el lavado de manos, el no tocarse la cara y mantener el aislamiento en la medida de lo posible.

El ministro Salas destacó esta semana que el sistema de seguridad social nacional permite una buena evolución de la enfermedad, pero que las estadísticas positivas no deben permitir a la población confiarse (Presidencia)

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