Tomás Gómez
La meta de Carol Blanco y Randall Jiménez de volver a Costa Rica sigue lejos de materializarse pero este jueves dieron un paso importante al lograr trasladarse de Iquitos, en la Amazonía peruana, a la capital de ese país.
El matrimonio, cuya historia presentó El Observador el domingo anterior, está esperando su primer hijo.
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Aunque 93 lograron volar la semana anterior de regreso al territorio nacional, Carol y Randall no corrieron la misma suerte.
Las complicaciones logísticas los dejaron encerrados en el departamento de Loreto, de donde se puede salir a Lima solo en un vuelo de dos horas o una navegación de cinco días en barco. Desde ahí, fueron rescatados hoy gracias a una acción coordinada entre Costa Rica, Perú, Inglaterra y Francia.
La pareja esperará ahora en Lima la oportunidad de retorno que se sabe compleja en medio del cierre de fronteras, la cancelación de vuelos y las 15 semanas de embarazo de la mujer.
A las puertas de la selva
Cuando Blanco y Jiménez planearon su visita a Sudamérica en octubre del año anterior aún no se conocía la COVID-19 ni eran imaginables los efectos que tendría de este lado del mundo.
El fenómeno nisiquiera era esperado cuando ellos, a inicios de febrero, salieron de Costa Rica a ser parte de una misión religiosa.
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Su itinerario transcurrió con normalidad durante 10 días en Santiago de Chile y luego en Iquitos, donde permanecerían hasta el 27 de marzo.
Estando en esa ciudad, conocida como “la puerta al Amazonas”, los ticos fueron sorprendidos por las órdenes del Gobierno peruano que prohibieron los viajes internacionales y locales. Aunque buscaron un vuelo, no hubo manera de salir y debieron quedarse en Iquitos enfrentando el particular toque de queda vigente, como lo narraron el fin de semana:
