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¿Tiene problemas para dormir, miedo o ansiedad por lo que ocurre con el coronavirus? Esto es para usted

Cuadros depresivos, ansiedad, irritabilidad, miedo ante lo desconocido, problemas para conciliar el sueño, pérdida del apetito o, por el contrario,…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 4 minutos
¿Tiene problemas para dormir, miedo o ansiedad por lo que ocurre con el coronavirus? Esto es para usted
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Cuadros depresivos, ansiedad, irritabilidad, miedo ante lo desconocido, problemas para conciliar el sueño, pérdida del apetito o, por el contrario, hambres desbocadas…

Estos son algunos de los efectos que han provocado en muchísimas personas los efectos de la pandemia del coronavirus, que en el mundo ha provocado más de 100.000 muertes y poco más de un millón 600 afectados.

En Costa Rica, la enfermedad -también conocida como COVID-19, ha cobrado la vida de tres personas (un adulto y dos adultos mayores) y ha enfermado a 577 personas en poco más de un mes desde que se anunció el primer caso en nuestro país, el pasado 6 de marzo.

Asimismo, las autoridades sanitarias indicaron que el virus se contabiliza en 59 cantones; Pococí es el más reciente en unirse a la lista.

Daniel Salas, Ministro de Salud, informó que los casos se mantienen en personas con edades entre un año y 87 años.

OBSERVE MÁS: Costa Rica acumula 577 casos de coronavirus, 19 más que el Viernes Santo

Uno de los efectos que más ha trastocado la vida de millones de personas en el mundo -y nuestro país no es la excepción- es el confinamiento. Aquí las autoridades de Salud han pedido en reiteradas ocasiones a la población que se quede en sus casas y mantenga el distanciamiento social.

“El confinamiento produce efectos psicológicos como enojo, irritabilidad, baja productividad, poca atención, bajos estados de ánimo y miedo. Hay un miedo que ayuda: el que nos permite estar en alerta y tomar las medidas necesarias para enfrentar esto.

“Y hay un miedo que no ayuda: que es crónico, que paraliza, que no permite seguir con la vida, que es insoportable y que genera malestar”, explicó la psicóloga Vilma Leandro del Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica.

Con ella coincidió el psiquiatra Antonio Sanabria, quien acotó que estos efectos no hacen más que “desencadenar un proceso de vulnerabilidad mental y emocional” que está golpeando el día a días de muchas personas, en especial porque se trata de una situación “desconocida” que “no podemos cambiar, aunque sí podemos variar el resultado de lo que vivimos”.

De esto también hace eco la profesora de Negociación en Incae Rocío Pastor en un documento elaborado para Incae Business School llamado “Salud mental, ansiedad y control de emociones en tiempos de COVID-19”.

“Nuestro cerebro interpreta lo desconocido como una amenaza. Pero una cosa es estar alerta y otra permitir que nos invada un miedo irracional -desinformado o intoxicado- o que se instale en nosotros un estado de ansiedad.

“En momentos de crisis, debemos estar en guardia, conscientes de que emociones y pensamientos se afectan mutuamente y que si esta combinación no está deliberadamente bien canalizada, podríamos asumir actitudes y conductas perjudiciales para nuestra salud y bienestar en general”, explica la especialista en el documento.

Lo anterior es particularmente importante, por ejemplo, para quienes sufren problemas de insomnio a causa de esta situación; también para quienes han perdido el apetito o, por el contrario, comen de manera impulsiva y hasta desbordada.

“Se trata de reorientar lo que la gente piensa o siente hacia pensamientos menos catastróficos; este bombardeo de informaciones pueden crear la sensación de que esta situación durará para siempre, una sensación de mayor temor porque no sabemos los resultados finales, pero hay que acomodarse y salir adelante”, indicó Sanabria.

Los tres especialistas dan una serie de consejos importantes para que las personas le hagan frente a este desafío de la mejor manera.

  • No me intoxico: Evito caer en la sobreinformación, limitando el tiempo que paso pendiente de las noticias. También es importante que las personas se informen por los canales oficiales y no le presten atención a noticias falsas. “Esto aumenta el estrés”, indican.
  • Mantengo y refuerzo los círculos afectivos: converso con la familia, estimulo las conversaciones y expreso lo que se siento, escucho lo que otros sienten y evitamos las fatalidades. Llamo a mis amigos para hablar de lo que siento pero también de otros temas. Incluso, utilizo el humor respetuoso como una herramienta para combatir la ansiedad.
  • Despejo la mente con juegos, películas o series de interés; practico yoga, ejercicios o alguna clase virtual en alguna área en especial.
  • Mantengo la rutina y los horarios de baño, comidas y ejercicios. “Esto ayuda a mantener cierta estructuración de la vida diaria. Tratar de que los días sean similares a lo que se tenía”.
  • Tomo el sol unos minutos al día, antes de las 9 a.m. y después de las 3 p.m. El astro rey provee vitamina D, estimula las defensas y hasta mejora el aspecto de la piel.
  • Mantengo el horario de sueño; evito ver televisión en el cuarto antes de dormir o tomar bebidas con cafeína. Un té de tilo ayuda a conciliar el sueño. También me abstengo de las comidas copiosas así como leer en una tableta o estar pendiente del celular. Leo un libro con una luz tenue. Y no menos relevante: evito pelear, porque esto esto aumenta los niveles de adrenalina y nos pone en estado defensivo o de hiperactividad.
  • Si me quedé sin trabajo tengo esperanza de que esto será transitorio. Voy paso a paso. Acepto lo que está pasando y me mantengo actualizado mediante programas virtuales gratuitos para el momento cuando salga al mercado laboral.
  • Evito quejarme y victimizarme y me enfoco en las oportunidades de ayudar, solidarizarme. He elegido conscientemente en ser parte de la solución.
  • Agradezco: Me enfoco en lo que tengo y no en lo que me hace falta. Aprecio lo que muchas personas están haciendo para combatir la crisis.