Luego del incidente del fin de semana, cuando el gobierno de Nicaragua cerró la frontera por varias horas a 100 de sus ciudadanos provenientes de Panamá, autoridades de ambos países y Costa Rica llegaron a un acuerdo para prevenir choques de este tipo.
Con el nuevo protocolo, las oficinas diplomáticas de Nicaragua en Panamá verificarán la identidad y condiciones de los posibles viajeros. Una vez autorizados, los migrantes podrán desplazarse al paso fronterizo de Paso Canoas.
Ahí se completarán sus trámites migratorios y se hace un control de salud para que aborden un autobús, que los lleva vigilados por las autoridades locales hasta la frontera norte.
Según el Ministerio de Seguridad el país solo se encarga de la vigilancia de los buses y todos los costos son cubiertos por los migrantes.
“Nosotros nada más garantizamos el paso ordenado de Panamá a Costa Rica y esta cápsula que los estaría llevando a Peñas Blancas y ya los entregamos en el puesto migratorio de Nicaragua”, destacó el viceministro Eduardo Solano.
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Sin ingreso al propio país
Aunque Costa Rica mantendrá sus fronteras cerradas hasta el 1° de agosto, existen procesos especiales para permitir el paso de extranjeros en su ruta al país de origen.
Con ese sistema la semana anterior más de 100 nicaragüenses residentes en Panamá cruzaron suelo nacional y completaron sus trámites legales de salida. Pero al cruzar la frontera norte su propio país les rechazó el ingreso.
La situación se extendió por casi 16 horas, sin explicaciones por parte del régimen de Daniel Ortega. Las personas quedaron a la intemperie y sin claridad sobre su condición.
Organismos como el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) denunciaron el hecho y lo consideraron como una forma de tortura para los propios migrantes y sus familias.
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