Paulo Villalobos
Un nuevo laboratorio en la Unidad Canina del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) permitirá a sus agentes realizar pericias de detección de fluidos y rastros humanos en – por citar algunos casos – vehículos y prendas de ropa.
Se trata del Laboratorio de Criminalística Especializado en Búsqueda de Evidencia Traza, que se sitúa en la Ciudad Judicial en San Joaquín de Flores, Heredia.
El espacio tuvo un costo de $410.000, donados por la Oficina para Asuntos Antinarcóticos, Seguridad Ciudadana y Justicia (INL, por sus siglas en inglés) de la Embajada de Estados Unidos en Costa Rica.
Tanto el director del OIJ, Walter Espinoza, como el magistrado de la Sala Primera, Luis Guillermo Rivas, destacaron la importancia de la nueva estructura en los esfuerzos por mejorar las técnicas de recolección de prueba para la resolución de casos en los tribunales.
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Cuarto oscuro
En el espacio oscuro, los perros de la Unidad Canina trabajarán en detectar pruebas. (Paulo Villalobos/El Observador)
El objetivo es que los oficiales cuenten con un espacio oscuro y controlado, en el cual los perros pueden identificar puntos de artículos en los que líquidos como sangre, pudieron haber haber sido lavados.
Desde 1998, el Organismo utiliza herramientas para la detección de fluidos, como luminol y la prueba forense preliminar Kastle Meyer, en la que se usa el indicador químico fenolftaleína.
Entonces se empleaban entre dos y tres litros de la primera de las sustancias en una habitación de 80 metros cuadrados, que tiene un costo de $280 el litro, según la bióloga judicial Tatiana López, líder del proyecto.
Sin embargo una de las desventajas es que esos procesos necesitan condiciones especiales como la total oscuridad, por lo que se deben acondicionar los sitios o esperar a que oscurezca para trabajar.
El equipo de investigación ingresa a los sitios de sucesos sin saber exactamente cuáles son los puntos del lugar donde se podrían encontrar los indicios, pues estos siempre son limpiados por las personas involucradas en los delitos.
Esto hace que muchas veces se invierta gran cantidad de recursos y tiempo en la búsqueda de los indicios.
Para 2016, se decidió utilizar la Unidad Canina, para que los perros redujeran las áreas sobre las que había que aplicar el químico. Esa movida produjo un ahorro de ¢30 millones en una muestra preparada por López, quien estudió 115 casos al azar registrados en los últimos cuatro años.
La especialista explicó que el laboratorio contribuirá a disminuir tiempo y recursos en los sitios de suceso.
Tendrá espacios idóneos para trabajar con luz y oscuridad, equipos de emergencias para ducha o lavado de ojos en caso de emergencias, suelos especializados para que no se adhieran microorganismos, entre otros.
“También contará con un espacio para que las partes que deban o deseen estar presentes durante las pruebas puedan ser visualizadas. Es un espacio cerrado donde se tendrá más control y disminuirá la posibilidad de contaminación y/o pérdida de evidencia”, señaló López.
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Nuevas “bestias”
Estados Unidos también donó cuatro nuevos vehículos blindados de la marca Ford, modelo F-350 Super Duty.
Tres de los carros son para el Ministerio de Seguridad y uno para el OIJ.
De esta manera se pretende mejorar el patrullaje en comunidades con altos índices de criminalidad.
El valor de cada camioneta, conocidas como “bestias”, es de $250.000.
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Paulo Villalobos
