Tomás Gómez
La prueba de COVID-19 es un procedimiento incómodo donde es necesario introducir un hisopo a la parte más profunda de la nariz pero eso no ha ahuyentado a cientos de personas que buscan someterse de manera voluntaria al diagnóstico impulsado por las autoridades en la zonas de mayor riesgo.
Dos semanas atrás el Ministerio de Salud anunció que se aplicarían tests en puntos calientes donde la cercanía fronteriza o la densidad poblacional fueran una amenaza para la propagación del virus, una labor que ha sido asumida por la Caja Costarricense del Seguro Social.
La estrategia se comenzó a implementar en 33 localidades del país y según explicó a El Observador la epidemióloga de la CCSS, Guiselle Guzmán, las personas están llegando incluso por su propia cuenta.
“Todo mundo quiere que le hagan la prueba”, indicó Guzmán. “La población está muy anuente, la población quiere saber qué está pasando en su comunidad y la gente está sensibilizada para cuidarse entonces la gente quiere participar”, agregó.
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“Son 30 muestras por semana en estas localidades lo que establece el lineamiento y en muchas de estas localidades llega más gente y nosotros tamizamos a toda la gente que llegue. No se le ha negado a nadie el tamizaje aunque ya llevemos las 30 muestras”, comentó.
La experta destacó además que las comunidades fueron seleccionadas por Salud a partir de parámetros sociales y económicos que también se presentan en otras regiones, por lo que se dará una rotación de manera que se abarquen más lugares.
“La idea es ir identificando donde haya un caso nos quedamos haciendo investigación de brote para ver si algo más y si no rotamos hacia otras comunidades”, compartió.
Para abordar los pacientes se han aprovechado las citas de rutina pero también se han instalado puestos de atención móviles en centros comunales y de educación, donde se hace el tamizaje a personas con condiciones de riesgo.
A la caza del virus
El sistema para detectar nuevos pacientes con COVID-19 se ha ido ampliando desde la aparición de los primeros casos a inicios de marzo.
La definición de “caso sospechoso” se ha ampliado de manera que cada vez más personas puedan recibir la prueba y además se han fijado otros escenarios en los que es obligatoria su práctica.
Así, el test se aplica a todos los costarricenses repatriados en vuelos de rescate, lo que en las últimas semanas ha generado varios picos de casos nuevos.
La misma política se implementó a los transportistas de carga quienes si pueden ingresar al país pese al cierre de fronteras, pero se desistió de la medida por la falta de eficacia en el sistema.
Virus sigue creciendo
Según el corte más reciente, al 20 de mayo Costa Rica había alcanzado los 897 casos del coronavirus, de los cuales 582 ya se recuperaron y 10 han muerto.
La tendencia ha mostrado un incremento en el incremento de casos, que volvió a los dos dígitos esta semana y revertió la tendencia donde los recuperados diarios venían superando a los nuevos infectados.
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El centro del país sigue presentándose como la región más afectada por la enfermedad pero otros puntos como San Carlos, Garabito y más recientemente la provincia de Guanacaste han mostrado crecimientos importantes en determinados momentos de la pandemia.
