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Padecimientos en salud mental podrían desarrollarse o agravarse por el confinamiento

La ansiedad y la incertidumbre se han convertido en nuestro pan de cada día debido a la pandemia por COVID-19….

Por Elizabeth Rodríguez

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Padecimientos en salud mental podrían desarrollarse o agravarse por el confinamiento
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La ansiedad y la incertidumbre se han convertido en nuestro pan de cada día debido a la pandemia por COVID-19. Todos queremos que la pandemia termine y regresar al mundo que conocimos previamente, a esa llamada “normalidad”. Nuestra salud mental en estos momentos es tan vulnerable como la población con factores de riesgo.

Las conductas ansiosas y depresivas aumentan durante estos momentos de crisis; sin embargo, las consultas en el Hospital Nacional Psiquiátrico (HNP) se han visto reducidas paradójicamente.

“En los últimos ocho años habíamos experimentado un aumento de 1.000 pacientes por año en el área de Emergencias. En cambio estos últimos 6 meses hemos tenido, en promedio, dos pacientes menos por día de lo que se atiende normalmente”, explicó Luis Humberto López, médico especialista en psiquiatría y jefe de Emergencias del HNP.

Los cinco padecimientos más comunes que atiende Emergencias en este centro médico josefino son:

  1. Trastornos de personalidad
  2. Problemas de uso de sustancias; entre ellas, el abuso, dependencia, intoxicación, y/o abstinencia
  3. Trastornos de ansiedad: ataques de pánico, agorafobia (exponerse a entornos donde es difícil pedir ayuda)
  4. Trastornos afectivos: como la depresión o bipolaridad
  5. Psicosis: pérdida de contacto con la realidad

“¿Cuál es el temor? La avalancha de consultas que lleguemos a tener una vez que todo esto termine o llegue a normalizarse. Por temor al contagio muchos pacientes están postergando sus citas”, señaló López.

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El Síndrome de la Cabaña

Varios estudios señalan que después de un tiempo prolongado de confinamiento se puede presentar el Síndrome de la Cabaña, situación en que los humanos comienzan a experimentar el desgaste de la falta de contacto con la naturaleza, el aislamiento social y las rutinas de encierro prolongadas.

Para algunos pacientes, como por ejemplo las personas que presentan ataques de pánico, haber tenido este espacio en casa, sin tener que salir, representa un alivio porque se han mantenido en su “lugar seguro”.

Sin embargo, el no querer salir de la casa puede tener muchas razones que a la vista no son tan obvias. El doctor López destacó algunos posibles escenarios:

  1. “El mundo vuelve a la normalidad y yo me niego a salir porque no tengo ganas de hacer nada, me quedé sin trabajo, falleció algún ser querido, no tengo ganas de comer: el diagnóstico es un episodio depresivo
  2. No salgo porque el virus que hicieron los chinos todavía está dando vuelta y el gobierno me quiere contagiar a mí: se podría deber a una psicosis
  3. Le da mucho temor de que le de un ataque de pánico: trastorno de pánico con agorafobia
  4. Le da miedo contagiarse, le sigue dando miedo aunque salga el ministro de Salud a decir que ya el virus no existe (hipotéticamente): aquí existiría un predominio de ideas obsesivas”

“Ante la conducta de no salir hay que hacer una buena evaluación clínica para saber a qué puede corresponder. La salud mental va a depender de factores genéticos pero va a estar determinada por los entornos en los que nos desenvolvamos”, agregó el especialista.

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¿Qué hacer ante esta situación?

Parece una obviedad, pero el hecho de que las personas tengan acceso a la salud y a la alimentación conlleva un problema menos al cual prestarle atención. Este factor aminora las posibilidades de exacerbar o de desarrollar un padecimiento relacionado con la salud mental.

Otro elemento importante a considerar (por el bien de la salud mental) es mantener la vinculación con las personas importantes mediante llamadas telefónicas o plataformas digitales. “Desvincularse de la red primaria de apoyo hace que inmediatamente la persona vaya a necesitar ayuda profesional en busca de apoyo”, agregó el psiquiatra.

Dentro de las posibilidades es importante mantener estilos de vida saludable. Por ejemplo: no alterar las horas de sueño, tener una nutrición balanceada y no tener vicios. Lo anterior mantendrá a la persona con una capacidad fisiológica más adaptable.

Continuar con las citas de control y medicamentos si la persona ya padece de algún trastorno psicológico o psiquiátrico es vital para no recaer. Igualmente, es necesario no posponer las consultas médicas.

Según López ha habido un proceso de sensibilización que se ha hecho en los últimos años. El objetivo es que la población no perciban al Hospital Psiquiátrico y la salud mental como temas tabú, como ha ocurrido durante tanto tiempo. La salud mental y sus impactos son   condiciones a la que todos estamos expuestos.

“Venir al hospital no significa que lo vamos a internar y un internamiento no es porque una persona necesita un encierro de por vida; por mucho no es la escena que tenemos en el HNP”, concluyó López.

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