Panamá, el país de la región más azotado por la pandemia de COVID-19, superó en la jornada de este jueves los 15.000 casos de la enfermedad, con las alertas encendidas por el irrespeto a los protocolos de prevención por parte de su población.
En total, el vecino país acumuló 15.044 contagios confirmados y un total de 363 fallecimientos, para una tasa de letalidad del 2,41%.
“Ante el comportamiento observado en los últimos días, al no cumplir las disposiciones sanitarias establecidas por el Ministerio de Salud, se informa que se ampliará el toque de queda a partir de las 5:00 de la tarde de este sábado 6 de junio hasta las 5:00 de la madrugada del lunes 8 de junio”, señalaron las autoridades.
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La medida regirá para las provincias de Panamá y Panamá Oeste, donde vive el 50% de la población del país. Para el resto del territorio, el toque de queda será de 7:00 de la noche a 5:00 de la mañana.
El Gobierno decretó además un cerco sanitario en los distritos de Chiriquí Grande y en varios caseríos de Bocas del Toro, ambos localizados el provincias limítrofes con Costa Rica.
Apertura controversial
Los planes del Gobierno de Laurentino Cortizo para retomar la nueva normalidad van a paso lento por el grado de afectación.
Desde el lunes anterior se había superado el encierro obligatorio que permitía salidas por pocas horas según el sexo y el número de cédula para dar paso a un toque de queda nocturno y a la apertura actividades como la construcción, minería, industria, actividades religiosas y espacios públicos.
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El anuncio generó protestas sindicales ante el temor de un incremento en los contagios.
A la fecha, Panamá acumula 15.044 diagnósticos positivos de la enfermedad y 363 muertes.