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Parches de bosque mantienen comunidades de aves similares a las de zonas protegidas

En las últimas décadas, la sociedad costarricense se ha visto en la necesidad de explorar mecanismos que le permitan minimizar…

Por Marco Marín

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Parches de bosque mantienen comunidades de aves similares a las de zonas protegidas
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En las últimas décadas, la sociedad costarricense se ha visto en la necesidad de explorar mecanismos que le permitan minimizar su huella en la ecología y paliar los efectos del cambio climático.

Con el objetivo de proteger la riqueza ambiental, se han tomado numerosas acciones. Algunas de ellas muy populares como lo es la reforestación, y otras menos conocidas como la diversificación de cultivos en fincas.

De acuerdo a un estudio de la Universidad de California, Davis y publicado en el “Journal of Applied Ecology” el pasado 4 de junio, esos dos factores podrían ser parte de la razón por la cual hallaron, en parches de bosque, comunidades de aves similares a las de reservas protegidas.

Los parches de bosque son especies de islas, ya sea de bosque primario, secundario o tierras reforestadas, las cuales están rodeadas ya sea de cultivos u otras actividades humanas, explica el análisis.

Una jacana centroamericana adulta (Jacana spinosa) abre sus alas mientras busca comida, acompañada de un ejemplar juvenil en un humedal del parque nacional Palo Verde, en Guanacaste. (AFP)

Durante dos años y medio, el autor líder de la investigación, Daniel Karp, y un grupo de científicos, vigilaron más de 100 sitios diferentes en el país, entre reservas, terrenos privados de parches de bosques y cultivos agrícolas, en búsqueda de aves migratorias neotropicales.

Este tipo de pájaros se reproducen en Canadá y Estados Unidos, usualmente entre mayo y setiembre (verano boreal). En invierno migran a México, Centroamérica, Suramérica o las islas del Caribe.

Variedad de especies

El estudio de Karp contabilizó un total de 9,215 aves de 150 especies diferentes y no encontró diferencia entre las comunidades establecidas entre parches de bosque y las reservas biológicas visitadas. Todas ellas en el Corredor Biológico Hojancha‐Nandayure.

Sin embargo, explica que entre estos dos tipos de terrenos y las zonas con producción agrícola, sí hay una diferencia de hasta el 33% en las especies reportadas aunque el número es menor en fincas con más de un cultivo.

“Aun degradados o fragmentados, los parches de bosque, con suficiente cobertura forestal, pueden albergar comunidades de aves que son indistinguibles de aquellas encontradas en áreas protegidas”, asegura Karp.

El científico agregó que los dueños de estos terrenos pueden ser actores fundamentales en mejorar la conservación de sus tierras por medio de la reforestación.

En los últimos años, las hectáreas de bosque recuperado han aumentado de forma significativa en el país.

Un grupo de espátulas rosadas (Platalea Ajaja) en un humedal del parque nacional Palo Verde, en Guanacaste. Estas aves son originarias del Sur de los Estados Unidos. (AFP)

De acuerdo con datos de las Naciones Unidas, la cobertura forestal se ha duplicado desde 1983, pasando de 26% al 52% en el 2011. Eso sí, dista mucho del 75% reportado en la década de 1940.

“Las aves tropicales responden fuertemente al total de bosque en su alrededor”, agregó Karp. “Eso es alentador porque significa que la restauración de bosques, aún en una pequeña escala, puede ser altamente efectiva en la conservación de especies vulnerables”, dijo.

Corredores biológicos

El estudio de Karp contó con la ayuda del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac). La coordinadora del Programa de Vida Silvestre de la institución, Angie Sánchez, explicó a El Observador que la conservación de la flora y la fauna no se limita solo a las zonas protegidas.

“Evidentemente, las áreas que protegen la biodiversidad y la vida silvestre no están restringidas a áreas del Estado. Muchas zonas privadas o zonas reforestadas albergan gran cantidad de especies diferentes”, comentó.

Sánchez explicó que las plantaciones forestales siempre van a generar hábitat, refugio y alimento para las especies silvestres.

Agregó que incluso, monocultivos, como plantaciones de café pueden albergar sorpresas.

La coordinadora destacó un estudio del ave Melozone cabanisi, de la especie comúnmente conocida como Rey de Comemaiz, que solo vive en los cafetales de la zona de Heredia.

Otro proyecto que Sánchez destacó es el de los Corredores Biológicos. Estos terrenos conectan áreas silvestres protegidas con parches de bosques y otros ecosistemas, así como zonas de trabajo rurales y urbanas.

Según la página oficial del Sinasc, Costa Rica cuenta con 44 corredores biológicos, el cual representa cerca del 33% del territorio continental.

Un grupo de patos vuela sobre un humedal del parque nacional Palo Verde, en Guanacaste. (AFP)