“El duelo es una cuestión que he tratado en todas mis películas. Me obsesiona la necesidad del ser humano de asociar fantasmas a las personas fallecidas.
“Pero nunca había tratado de explorar ‘el otro mundo’ anteriormente. Es por eso por lo que Domingo y la niebla representaba la ocasión ideal para adentrarme en una experiencia cinematográfica sobre la vida después de la muerte.
“Es una oportunidad poética para imaginar el camino que emprenden los “aparecidos”, contó al Festival.
Escalante detalló que la filmación no estuvo exenta de la improvisación o la flexibilidad. Incluso, los actores nunca estuvieron atentos al guion.
“Sabíamos que, si no era posible rodar la escena que deseábamos, pensaríamos en otra cosa, algo incluso mejor que la idea original.
“Los actores nunca leían el guion. Trabajamos juntos los momentos álgidos de cada escena y ellos improvisaban los diálogos rápidamente.
“Lo viví todo como un juego, como una fiesta. Habíamos hecho que el plató se pareciera a un concierto de punk-rock: debíamos gestionar la adrenalina, el autocontrol y la sensación de estar cambiando el mundo, escena tras escena”, mencionó Escalante.
Su expectativa con el estreno
Sobre lo que espera de parte del público al ver la cinta este miércoles, esto dijo el director:
“Me gustaría que se dieran cuenta de que, para hacer auténtico cine, al igual que ocurre con cualquier otra forma de arte, la inspiración debe surgir de la rebelión.
“Hay que nadar a contracorriente, ser capaz de asumir riesgos, aceptar el caos. Y también hay que estar preparado para fracasar. Una película, como medio de comunicación, posee un potencial de transformación social muy fuerte e irreprimible”.