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Jessica Hoffmaister para El Observador
Somos seres sociales y, como tales, en medio de las interacciones con nuestros seres queridos nos encontramos con opiniones, aprobaciones y críticas.
En el proceso de desarrollo los niños y niñas buscan la aprobación de sus padres, otros la retan con tal de obtener atención.
En el proceso académico las notas nos dicen si vamos bien o mal. Es casi inevitable que existan palabras constructivas y destructivas en las relaciones humanas, ¿pero qué hacemos con todo esto?.
¿Nos importa lo que piensen de nosotros?
No podemos evitar que cada persona en el mundo tenga una opinión sobre nosotros, lo que si puedo evitar es ¿cuánto me afecta? ¿Qué importancia le doy al comentario? ¿Cuánto me determina?
El teatro es un arte que busca generar emociones, transmitir mensajes y crear opinión. A la salida de una función siempre hay personas que alaban al actor y otras que lo destruyen con su crítica. Para sobrevivir a ello, la maestra Sara Astica (qdDG) nos decía a sus estudiantes “piel de paquidermo”.
Los elefantes, rinocerontes o hipopótamos cuentan con piel gruesa, de hecho no mutan las células de piel sino se acumulan para ir generando una capa que les protege de los cambios climáticos. Además para ellos es necesario “bañarse” en lodo como una forma de protección.
Los paquidermos saben lo que necesitan para estar bien y protegerse del exterior. Desde entonces, cuando enfrento una situación donde la opinión del otro no me resuena o me genera alguna emoción punzante como la de un alfiler, recuerdo “piel de paquidermo”
¿Cuál es el peso que le damos la opinión del otro?
No implica aislarse, estoy segura todos tenemos personas y procesos de evolución que nos hacen crecer. Pero lamentablemente hay voces cercanas (a veces las más cercanas) que no aprueban los cambios. Y si decide hacer un cambio radical en la vida, el peso de la genética, las costumbres familiares y los círculos sociales pesan todavía más.
A veces ni siquiera se trata de cambios, sino de realmente ser auténtico aunque sea el “raro” dentro de tu sistema familiar.
Yo creo en la eterna posibilidad de reinventarse, podría ser que sus seres más cercanos no le reconozcan. Que el cambio de amigos sea inminente, que de pronto las viejas costumbres dejaron de resonar con usted y ¡se vale la piel de paquidermo!
Quienes le aman de forma incondicional (única forma de amar realmente) van a disfrutar conocer su nueva versión.
¿Hay algo en su vida que desea cambiar? ¿Es su vida lo que soñó? ¿Lo que desea? ¿Lo que anhela? ¿Lo que merece?
No voy a llenarle de frases vacías, afirmaciones positivas o recetas mágicas. La “suerte” no es la socia de todos, pero la “determinación” y el “compromiso” sí lo pueden ser.
Teniendo claro ese cambio que busca, la piel de paquidermo, la disposición total y un mantra de “prohibido rendirse” hasta que conecté con su esencia… que como dice la publicidad “la vida es ahora”.
Jessica Hoffmaister
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