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Natalia C. Alfaro para el Observador
He querido escribir este artículo hace mucho tiempo, pero todavía necesitaba validar algunas de mis hipótesis.
Pese que aún me quedan algunas por afinar debido a los cambiantes de los procesos de innovación, creo que si no lo hago hoy se acaba la pandemia. Y no he dado mi opinión sobre este tema… entonces: ¿por qué la innovación falla?
Pero primero que todo: para qué innovar si, según Kantar TNS, solamente el 20% de los productos que se lanzan al mercado logra sobrevivir. Y de ese 20% que sobrevive, solo el 15% logra crecer.
Entonces: ¿cuál es el sentido de hacerlo? Pues bueno, las motivaciones son infinitas: desde claramente un tema de competitividad, trascendencia, legado o incluso “vender humo” (lo se, el amor realista duele).
La razón del fallo
Independientemente de la razón quiero decir que la innovación falla en su mayoría, no por un tema de recursos, ni de prototipado o siquiera de tecnología, sino porque sus gestores no tienen idea qué significa innovar.
Y con esto no me refiero a que estas personas no sepan de metodologías de innovación, de sprints, prototipado y teorías…
NO… me refiero a que si usted le pregunta a la recepcionista, al supervisor o al presidente qué es innovación (inserte el nombre de su empresa aquí). Lo más probable es que todos tengan nociones y expectativas muy distintas respecto a lo que se entiende y lo que se cataloga o no como innovación en esa empresa en particular.
La innovación tampoco es un concepto que se busca en Google. Es algo que se crea para, a partir de ahí, desarrollar un modelo endógeno que permita englobar: estrategia, actores, política, ejecución y evaluación.
Entonces ahora sí, venimos a las razones concretas de por qué y dónde falla la innovación: se toman malas decisiones y no hay suficiente inversión (es un tema de estrategia).
Luego que la innovación recae en un departamento específico, solo se generan ideas en hackatones y el organigrama es sumamente jerárquico e inflexible (es un tema de actores).
No puede faltar la típica razón de que falló porque no tiene orientación al mercado (es un tema de políticas) al tener mal los criterios de aceptación y de caer en el error del filtro de empatía. Esto, ya que lo que la gente dice que quiere, lo que necesita y lo que termina haciendo son cosas muy distintas).
Por otra parte, se cae en la trampa de la eficiencia, donde se innova para que las empresas produzcan más con menos. Esto a la larga no crea flujos suficientes para reinvertir y tampoco se tiene tolerancia al riesgo ni al fracaso (es un tema de ejecución).
Finalmente, no se tiene un monitoreo claro de qué es lo que está pasando, ya que no se realiza una distinción clara entre los indicadores de gobernanza del modelo de innovación y los indicadores propios de los proyectos (es un tema de evaluación)
¿Le gustaría que profundicemos en estos temas? Hagamos una llamada de asesoría gratuita: solo de click aquí . Este es su llamado para tomar acción y mejorar sus procesos de innovación empresarial.
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