Juan Pablo Arias
En su discurso anual de informe de labores, el Presidente Carlos Alvarado “celebró” la aprobación en primer debate del proyecto que impone un tope artificial a las tasas de interés, utilizando como excusa la configuración del delito de usura.
Las palabras del mandatario se dan pese a la advertencia de entes técnicos sobre el peligro que implica la aprobación y aplicación de este límite arbitrario en medio de una crisis económica a raíz de la epidemia de COVID-19.
El principal riesgo corresponde a la posibilidad de dejar sin acceso al financiamiento a las personas más pobres, según advertencia del Banco Central de Costa Rica, la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) y el Fondo Monetario Internarcional (FMI).
“Celebro la votación en primer debate de la ley contra la usura para establecer un límite máximo a las tasas de interés, incluyendo las tarjetas de crédito”, dijo Alvarado al tiempo que atribuyó esta idea a una recomendación del diputado Welmer Ramos.
Oídos sordos a los riesgos
Múltiples advertencias sobre los riesgos que implica el proyecto que impone tope a los intereses han venido de las autoridades financieras del país, sin embargo, en Zapote han hecho oídos sordos a estas alertas.
Las prevenciones más recientes provinieron de los jerarcas del Banco Central y de Sugef a finales de abril pasado, en las que se resaltó el efecto que tendría sobre las personas con menores ingresos.
“Las personas afectadas por la crisis que directa o indirectamente han visto golpeados sus flujos de ingreso, tienen ahora una capacidad de pago más deteriorada, con lo cual si las entidades financieras no les dan acceso al mercado formal de crédito a una tasa de interés que incorpore dicho riesgo, podrían quedar atrapados en el mercado informal”, explicó Bernardo Alfaro, superitendente de Entidades Financieras.
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Coincidió con esta visión Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central, quien explicó que los préstamos para los más pobres -de montos bajos, plazos largos y con riesgo de impago o mora- ser harán más onerosos para el sector financiero.
“El costo operativo por colón prestado es mayor cuanto menor sea el monto y menor sea el plazo del crédito”, explicó Cubero. Esto quiere decir que préstamos de montos bajos y con un largo periodo para pagarlos -típicamente a los que recurren las personas más pobres- resultan más caros.
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Una opinión similar emitió el Fondo Monetario Internacional, en relación con los efectos sobre las personas y las empresas.
«Se debe tener precaución en las llamadas en curso para introducir límites máximos en tasas de interés, por sus efectos adversos en la inclusión financiera, la intermediación financiera y la monetaria política de transmisión», indicó el organismo en la evaluación del préstamo por $500 millones que otorgará al país para la atención de la pandemia de COVID-19.
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