Dinora Ochy para El Observador
La dermatitis atópica o atópia es una enfermedad de la piel que se caracteriza fundamentalmente por la resequedad de esta.
Esto conlleva a su descamación e irritación y provoca síntomas molestos como el picor. Este cutis seco con poca agua y grasa tiende por descamar e irritar con mucha facilidad la piel con enrojecimiento continuos.
Las personas con dermatitis atópica a menudo tienden a padecer asma o alergias estacionales, y en muchas ocasiones tener antecedentes familiares de estas mismas enfermedades.
La dermatitis atópica aparece a cualquier edad, dividiéndose en tres etapas: lactante (más común), infantil y adulto (menos común).
Factores y prevención
Estos son los factores que pueden empeorar los síntomas de la dermatitis atópica:
- Alergias al polen, el moho, los ácaros del polvo o los animales
- Resfriados y aire seco en el invierno
- Resfriados o gripe
- Contacto con materiales irritantes y químicos
- Contacto con materiales ásperos como la lana
- Piel reseca
- Estrés emocional
- Resecamiento de la piel por tomar baños o duchas frecuentes
- Enfriarse o acalorarse demasiado que producen cambios súbitos de temperatura
- Perfumes o tintes agregados a las lociones o jabones para la piel
Por lo que se explicó anteriormente, ante la predisposición genética en esta enfermedad lo único que se puede hacer es controlarla y combatir los factores que lo agravan.
La piel atópica es un trastorno que va disminuyendo en la transición de niño a adulto, pero no desaparece por completo en algunos casos. Sin embargo, existen algunas formas de evitar su aparición.
Recomendaciones
Estas son algunas recomendaciones básicas:
- Evitar las duchas largas, que no superen los diez minutos.
- Mantener una temperatura suave del entorno, es decir, evitar las temperaturas extremas, tanto en invierno como en verano y estar en ambientes frescos.
- Evitar la excesiva sudoración en verano.
- Evitar prendas de ropa de nylon y lana y utilizar las de algodón en invierno.
- Tratar de evitar aquellos alimentos, animales domésticos o el polvo que puedan producir alergia.
- Lavar la ropa nueva para eliminar los residuos que pueda contener por los productos utilizados en su fabricación.
- Cortar las uñas a niños y bebés para evitar el rascado.
- Evitar los detergentes en el lavado de la ropa.
- Aplicar aceite de baño para regenerar grasa en piel, que se altera durante el baño.
- No frotar al secarse después del baño.
- Aplicar cremas o leches emolientes varias veces al día que favorezcan la hidratación de la piel y eviten la sequedad.
- Llevar una dieta equilibrada evitando los productos que el paciente asocie a crisis, únicamente.
El tratamiento de este padecimiento va a depender de la severidad del caso. Según ello, se puede incluir en la terapia corticosteroides tópicos, inmunomoduladores, antihistaminícos que deben ser prescritos por un médico, además de seguir la prevención como primer paso.
Dinora Ochy
Dermatóloga
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