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Qué hay detrás de la escasez de carne en EE.UU, el país que más proteína animal consume en el mundo

Los cubanos que salen a hacer compras por estos días en los supermercados de Miami han vuelto a tropezar con…

Por BBC News | Mundo

Tiempo de Lectura: 7 minutos
Qué hay detrás de la escasez de carne en EE.UU, el país que más proteína animal consume en el mundo
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Los cubanos que salen a hacer compras por estos días en los supermercados de Miami han vuelto a tropezar con un viejo fantasma que creían olvidado en su pasado comunista: en la mayoría de los supermercados la carne está racionada o escasea.

“Yo llevo 20 años en este país y es la primera vez que voy a un mercado y me dicen que no puedo comprar la cantidad de carne que me da la gana. Esto es lo nunca visto. Yo que me fui huyendo del ‘período especial’ (la escasez que vivió Cuba tras el fin de la URSS) y ahora esto”, le cuenta a BBC Mundo Manuel González, quien salió de la isla a finales de la década de 1990.

No pasa solo allí: en la mayoría de las ciudades a lo largo de Estados Unidos las ofertas de cerdo, res o pollo se están volviendo cada vez más exiguas y caras.

Un inusitado “período especial cárnico” ha llegado a la nación que más proteína animal consume en el mundo y donde la carne es tan parte de la cultura como la Declaración de Independencia.

Grandes almacenes como Costco o cadenas de supermercados como Kroger, Wegmans, Walmart, Food Lion, Sam’s Club han establecido límites en la compra de productos cárnicos a lo largo de toda la nación.

E incluso Wendy’s, una de las grandes cadenas de comida rápida estadounidenses, anunció que se habían quedado sin carne en uno de cada cinco restaurantes.

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Cotsco está entre los supermercados que limitó las compras de carne.

“Es ciertamente la primera vez que Estados Unidos vive algo parecido. Es una situación sin precedentes“, asegura a BBC Mundo Jayson Lusk, jefe del departamento de Economía Agraria de la Universidad Purdue.

De acuerdo con el experto, a medida que más estadounidenses permanecen en sus casas -y, por tanto, cocinan más- el consumo de carne en el país ha aumentado en casi 40% en los últimos meses.

Mientras, los niveles de producción han decrecido en casi igual medida, lo que crean un desajuste abrupto entre la oferta y la demanda.

Pero ¿cómo se llegó aquí?

La respuesta en una palabra ya es imaginable: coronavirus.

¿Por qué escasea la carne en EE.UU.?

Las condiciones higiénicas y laborales de las plantas de procesamiento de carne en Estados Unidos han estado en medio de la polémica desde hace más de un siglo.

En su célebre novela La Jungla (1906) Upton Sinclar narra la situación en la que miles de inmigrantes trabajan para llevar la carne a los hogares de millones de estadounidenses.

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En muchos supermercados han comenzado a aparecer estantes de carne vacíos.

Si bien las cosas han mejorado con los años, el trabajo en las plantas sigue siendo objeto de controversias y desde inicios de la pandemia varias organizaciones civiles han advertido de que los empleados podrían estar expuestos al virus de forma masiva.

Y así sucedió.

Como resultado, las principales procesadoras de EE.UU., entre ellas Tyson Foods y Smithfield Foods (el mayor productor de carne de cerdo del mundo) anunciaron el cierre de algunas de sus plantas tras convertirse en focos emergentes de covid-19.

Desde entonces más de 9.000 empleados se han contagiado y unos 40 han muerto, según datos de los sindicatos.

“En cualquiera de las plantas más grandes trabajan entre 2.000 y 3.000 personas. Por eso cuando se tiene una situación como esta, las posibilidades de contagio entre los trabajadores es muy elevada”, señala Lusk.

Para evitar que la escasez se convirtiera en desabasto generalizado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, invocó la pasada semana la controvertida Ley de Producción de Defensa para mantener las plantas abiertas a pesar de los brotes.

Varios organizaciones, entre ellos la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), han protestado contra la decisión que, en su criterio, prioriza la economía sobre la vida de los trabajadores.

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Trump invocó la Ley de Defensa para mantener abierta las plantas procesadoras de carne.

En un comunicado, la LULAC responsabilizó al gobierno y a las autoridades de las plantas por no garantizar las condiciones para proteger a los trabajadores “a pesar de muchos pedidos de ayuda”.

“A medida que se cierran docenas de plantas y mueren trabajadores (…) la decisión del gobierno de obligar a los trabajadores esenciales a arriesgar sus vidas para que las chuletas de cerdo puedan seguir llegando a la Casa Blanca es errónea e inmoral”, opinó.

Desde que comenzó la epidemia, unas 40 procesadoras han tenido que cerrar por un tiempo que ha ido desde día hasta por tiempo indefinido.

Fue el inicio de los problemas.

Una industria en crisis

De acuerdo con Lusk, la situación actual con el coronavirus ha servido para poner en evidencia la concentración que se ha registrado a lo largo de los años en las empresas procesadoras de carne en EE.UU., que ha hecho que solo unas pocas controlen el mercado de casi todo un país.

“La clave para entender lo que sucede es que la carne que se consume aquí es procesada por solo un puñado de plantas. Entonces si ocurre que tres o cuatro de ellas dejan de funcionar, esto puede tener un efecto devastador sobre toda la cadena de distribución“, considera.

Para que se tenga una idea, según datos del Departamento de Agricultura, solo diez plantas procesan cerca del 60% de toda la carne vacuna que se consume EE.UU., mientras unas 15 factorías procesan más del 50% de todos los cerdos que son sacrificados el país.

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Varias plantas han tenido que cerrar por los brotes de coronavirus.

Un folleto informativo de la Casa Blanca señala que cerrar una gran planta procesadora de ganado vacuno durante un solo día resulta en la pérdida de más de diez millones de raciones de carne.

“Con el cerdo pasa parecido. En cualquiera de estas grandes plantas se procesan unos 20.000 cerdos por día”, comenta Lusk.

Datos de la procesadora Smithfield indican que solo en su planta en Sioux Falls, en Dakota del Sur (que cerró indefinidamente en abril después de detectarse entre sus empleados uno de los mayores brotes en EE.UU.) se producían 18 millones de porciones diarias de carne de cerdo.

Un aumento de precios

Según Lusk, en tiempos normales, este mecanismo de concentración de las plantas ha resultado ser efectivo y ha garantizado la accesibilidad de los precios.

“Pero ahora ha mostrado que puede tener un tremendo impacto no solo en los consumidores, sino también en los productores”, indica.

Según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU., como resultado de los cierres en las plantas, la producción de carne de res y cerdo la semana pasada disminuyó en un 35% con respecto al mismo período del año pasado y se prevé que durante este mes la diferencia pueda ir a mayor.

De acuerdo con el académico, uno de las consecuencias más inmediatas de esta situación será un potencial aumento en los precios y la carencia de determinados cortes o tipos de carne.

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Muchos supermercados están racionando la carne.

Según la consultora Nielsen, hasta el 25 de abril, los precios minoristas generales de la carne fresca, incluida la de res, habían aumentado un 8,1% en comparación con el año pasado.

En criterio de Lusk ese promedio irá progresivamente en aumento.

“Va a ser la consecuencia más directa, aunque también es previsible que se pueda reportar escasez focalizada en algunas zonas específicas”, prevé.

Cerdos en problemas

Pero el aumento de los precios y la escasez de productos no son el único problema que se deriva de esta situación.

Para muchos productores de cerdos se ha vuelto un dolor de cabeza.

“Como no pueden llevar estos animales al matadero, no saben qué van a hacer con ellos”, indica Lunks.

De acuerdo con el experto, si bien las reses pueden ser dejadas pastando por más tiempo, la producción de los cerdos está más relacionada con la entrega, que de no realizarse, conlleva a una sobrepoblación en las granjas de cría.

“Muchas cerdas ahora están pariendo, porque era lo que se había planificado hace tres meses, y los productores no tienen qué hacer con esas nuevas crías si no pueden enviar al matadero a los que se había planificado enviar para estas fechas”, indica Lunks.

El Consejo Nacional de Productores de Carne de Cerdo de EE.UU. expresó su preocupación un comunicado esta semana por los desafíos que implica esta situación para la industria y por lo que puede significar para los animales.

De acuerdo con estimados de esa organización, la falta de procesamiento podría significar que tendrían que sacrificar 700.000 cerdos por semana.

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Los precios de la carne suben porque aumenta la demanda y baja la oferta.

Y los escabrosos métodos para estos fines, que en ocasiones van desde la sofocación hasta la exposición al calor, asfixia masiva o ahogamiento, han provocado protestas no solo de organismos defensores de los animales, sino también de las autoridades.

A inicios de semana, una comisión del Congreso de EE.UU. pidió a los granjeros tomar medidas para garantizar que el “despoblamiento” del exceso de cerdos se realice de forma “humana” para evitar el sufrimiento de los animales.

“Es una situación insólita. Nunca antes habíamos visto algo así en la industria de la carne de EE.UU. y lógicamente, nadie sabe cómo hacerle frente ahora”, indica Lusk.

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