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¿Qué pasó con Luno, el perrito encerrado por meses y meses en una jaula en España? Esto es lo que se sabe

¿Se acuerda usted de la historia de Luno? Este es un perrito que, junto con sus dueñas, salió de un…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 3 minutos
¿Qué pasó con Luno, el perrito encerrado por meses y meses en una jaula en España? Esto es lo que se sabe
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¿Se acuerda usted de la historia de Luno? Este es un perrito que, junto con sus dueñas, salió de un vuelo de Nicaragua a Costa Rica y de aquí a España y allá lo dejaron encerrado en una perrera en marzo del 2022.

El Observador conversó con Andrea Torres, su dueña, quien contó que Luno por fin salió de la perrera municipal en Madrid después de meses y meses de encierro.

Sin embargo, la condición que le dieron los responsables de la perrera es que debía sacar a Luno del país y reingresarlo con chip y con vacunas.

Andrea no tuvo más remedio que llevar al animalito hasta Ecuador, su tierra natal. Una vez logró cumplir los requisitos para el reingreso, el animalito estuvo cerca de 3 meses en cuarentena, en su casa.

Ahora Luno está bajo una especie de “terapia”, porque -dice su dueña- que el animalito pasa muy nervioso, con mucho estrés, precisamente producto de haber estado encerrado por casi un año.

“Nos lo dieron el 13 de marzo y tuvimos que sacarlo del país. Poco a poco se está recuperando emocionalmente. Los estamos rehabilitando porque está con crisis de ansiedad… además nos lo dieron bien flaquito”, comentó Andrea en declaraciones desde España.

Ella confía en que esta amarga experiencia no le ocurra a alguien más. No solo porque ella y sus allegados sufrieron mucho.

Si no porque el encierro de Luno significó un enorme gasto económico y hasta la pérdida de trabajos porque ella debía viajar desde su pueblo hasta Madrid para verlo.

Cadena de errores

El encierro de Luno estuvo precedido por una cadena de errores que Andrea confesó lamentar al decir que no tuvo la adecuada asesoría.

Ella le contó a este medio en aquel entonces que creyó en las indicaciones que le dieron en los diferentes lugares previos al aterrizaje en Madrid en marzo.

Meses atrás, El Observador conversó con una integrante de Asociación para la Gestión Ética y Responsable de Animales Abandonados en España. Y esto explicó:

Nicaragua: el primer error

El primero se dio en Nicaragua, país donde Andrea se encontraba con su mascota en compañía de su pareja, quien nació en este país centroamericano.

La mujer -quien es ciudadana española- hizo sus gestiones de viaje con una agencia.

De acuerdo con lo que Andrea le expresó a Ageraa, en la agencia nunca le advirtieron sobre los requisitos establecidos en la legislación europea para el ingreso de mascotas.

La única indicación que la agencia le dio fue que acudiera a la entidad sanitaria responsable (el IPSA, Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria) para que la guiaran.

Una vez allí el IPSA le entregó un documento que únicamente indica que Luno tenía permiso para salir de Nicaragua y viajar a España.

Olivera es enfática en subrayar que este organismo estatal tenía la responsabilidad de indicarle a Andrea Torres que Luno necesitaba viajar con un microchip instalado en su cuerpo (con datos de identificación).

Pero además se le debía realizar un test serológico (para descartar la existencia de la rabia) en un laboratorio autorizado y también debía estar vacunado contra esta enfermedad.

Costa Rica: el segundo error

Como no hay vuelos directos entre Managua y Madrid, Andrea viajó a Costa Rica para tomar el vuelo desde el aeropuerto Juan Santamaría hasta la terminal Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

El segundo error se dio en suelo costarricense, puesto que aquí nunca se cercioraron de que Luno cumplía con los requisitos para viajar a tierras europeas.

Ella y su mascota solo presentaron el documento emitido en Managua y abordaron sin problemas. Nunca se les pidió ni la lectura del microchip ni la prueba serológica.

“Quiero que se le haga eco al hecho de que los responsables (líneas aéreas y funcionarios de salud animal) deben vigilar los protocolos para que casos como el de Luno se vuelvan a repetir.

“La documentación debe revisarse muy bien. Es importante evitar que más animales pasen el calvario que vive Luno”, expresó la agencia a este medio.

España: tercer error

Una vez en España, Andrea recibe la noticia de que su mascota no solo no puede ingresar a suelo ibérico.

Si no que debe ser recluido en una perrera mientras se definía su futuro: o lo envían de vuelta al país de origen o lo sacrificaban.

Sin embargo, a ella nunca se le explicó una tercera medida que la legislación europea también contempla: la cuarentena por un plazo no mayor a los tres meses mientras el animalito cumple con los requisitos.

“Andrea se encuentra ante una situación de absoluta injusticia, sin ser conocedora de la normativa española en materia de derechos de animales.
“Hay una vía abierta ante el Tribunal, que es una vía expedita ante la posible vulneración de derechos constitucionales. Se trata del derecho a la aplicación de la norma en igualdad.
“Aquí se está aplicando la ley con cierta discriminación por el país de origen del que provino Andrea”, aseguró Ageraa.