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¿Qué tanto sorprende “El dilema de las redes sociales”?

Natalia C. Alfaro para El Observador. A inicios de setiembre, Netflix estrenó un documental llamado “El dilema de las redes…

Por Redacción El Observador

Tiempo de Lectura: 2 minutos
¿Qué tanto sorprende “El dilema de las redes sociales”?
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Natalia C. Alfaro para El Observador.

A inicios de setiembre, Netflix estrenó un documental llamado “El dilema de las redes sociales”.

Los propios creadores de estas tecnologías, procedentes de Facebook, Google, YouTube, Twitter, Instagram y Pinterest nos advierten sobre la distopía en la que nos encontramos. Pero: ¿qué hemos aprendido que no supiéramos ya? 

Tampoco entiendo este afán de una plataforma streaming como Netflix de publicarla si al final espera que seamos igual de adictos a su contenido.

Todos sabemos y somos conscientes que el denominador común de estos megamonstruos tecnológicos es que seamos sus objetos de laboratorio, nos brindan diferentes estímulos para que al otorgarle más datos, sus algoritmos sean más precisos y no para darnos mejores recomendaciones como usuarios sino para incrementar sus ganancias con publicidad y socios comerciales estratégicos de forma exponencial sin importar que esto implique incluso destruir la democracia de un país.

También estamos claros que no se necesita tener baja autoestima o estados emocionales inestables para ser víctima de la presión social y falsos estereotipos de belleza y éxito que nos muestran las redes.

Por más que digamos “no me importa, yo solo lo uso para ver carros o recetas de cocina” al final todos nos alimentamos de “corazones y me gusta”, o me van a decir que ¿no les genera disgusto y ansiedad ver un cambio de estado de alguien que es o fue importante en sus vida? Si incluso hasta hemos discutido o ilusionado con desconocidos. 

Entonces, ¿dónde está el factor sorpresa de este documental? Pues yo creo que en nada porque todos en mayor o menor grado somos conscientes de esto y el área de acción inmediata es mirar hacia adentro; tanto ustedes como usuarios y consumidores y yo como bloggera de tecnología.

Estamos obligados a demandar a los fabricantes un uso ingenioso de la tecnología con impacto real en nuestras vidas, en que sea utilizada de forma personalizada y transparente por cada persona, que mejore la concepción de los productos para hacerlos más ergonómicos, sostenibles y respetuosos con nuestro medio ambiente y  nuestra vida privada

Nada se gana en unirse al movimiento “ay si que miedo voy a cerrar mis redes un tiempo” si como sociedad global no ponemos un límite claro de nuestras expectativas de consumo en tecnología a como lo hemos hecho con otro tipo de industrias: la textil, de consumo, productiva, agricultura, por mencionar unas pocas; sin embargo este es un cambio que inicia por usted mismo, en su capacidad de autorregularse y en no llevar al lado oscuro los beneficios infinitos que brinda la tecnología la cual como toda herramienta bien empleada va promover confort en nuestras vidas.