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Reactivación económica: entropía y las competencias

Francisco Soto para El Observador COVID-19 nos tiene paralizados, la estrategia del baile y el martillo genera personas en confinamiento…

Por Desde la Columna

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Reactivación económica: entropía y las competencias
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Francisco Soto para El Observador

COVID-19 nos tiene paralizados, la estrategia del baile y el martillo genera personas en confinamiento y la economía detenida. El Gobierno y las empresas buscan las alternativas idóneas para su recuperación, un proceso de prueba y error constante, todo con el fin mayor de evitar personas infectadas y muertes.

Estamos en un momento de alta incertidumbre que nos da una sensación de caos o entropía. La entropía es normal. En la naturaleza se presenta cuando hay un desastre, es la tendencia de pasar de un estado de orden a un estado de desorden. Su significado deriva del griego ‘evolución’ o ‘transformación’ y es necesaria para que los sistemas se equilibren.

La entropía está presente en la mayoría de las actividades de hoy por la pandemia. Primero en los consumidores, hay un cambio de percepción de su confianza, vivir en distanciamiento social lo ha llevado adaptar su consumo con seguridad.

Segundo un desequilibrio en la oferta. Industrias de manufactura como alimentos, salud, tecnología se han beneficiado en contraste de los servicios como restaurantes, gimnasios, belleza que se han deprimido.

Tercero una creciente economía informal, donde emprendedores con productos o servicios especializados o personalizados realizan transacciones en redes sociales o recomendaciones boca a boca con rapidez a menor costo.

Consumidores y competencias

Es un gran desafío para todos, en especial para las industrias deprimidas que esperan ayuda y consideración del gobierno para resolver su recuperación. También del Gobierno en su deber de resguardar los recursos para no exponer al sistema de salud y no aumentar los contagios y muertes.

Pero lo que debemos tener presente es quién va a decir cómo y cuándo se reactive la economía es el consumidor, cuando sienta confianza y seguridad.

La adaptación a la nueva realidad es un proceso necesario, que no será fácil y no todos podrán seguir operando como antes de la pandemia. Los que demuestren una diferenciación real seguirán operando. La diferenciación se basará en la eficiencia en los procesos, en eliminar todo la ‘grasa’ operativa y emotiva que afectan los resultados.

Pero principalmente las empresas deben contar con el personal que tenga las mejores competencias laborales, es decir los que mejor saben hacer su trabajo por su experiencia, conocimientos y aptitudes. Tener personal con un compromiso para el cumplimiento ético y responsable de los protocolos de salubridad, que optimicen los recursos naturales y ofrezcan un servicio personalizado con excelencia, permitirá a las empresas mantenerse vigente durante esta crisis.

El actual consumidor es especializado, conoce el producto o servicio que necesita, lo ha estudiado y sabe cómo sustituirlo, dónde obtenerlo por plataformas digitales o un establecimiento siempre cuando sea seguro. Tiene un presupuesto más restringido con lo cual la diferencia de un producto genérico o de marca es menos relevante.

Podemos afirmar que aquello que cree un caos también puede considerarse como necesaria transformación o reinvención. Ahora más que nunca las empresas deben enfocarse a lo interno en su factor humano, ya que son los únicos con los que podrán contar para salir adelante y poder equilibrar la economía.

Es el momento de demostrar el saber hacer.