Andrea Bonilla para El Observador
Todos tenemos algo que comentar, criticar, volver a decir y varias razones para quejarnos hoy en día: la pandemia, el COVID, la crisis, el gobierno, el manejo de nuestra economía, el vecino… etc.
Podemos llamarlo como queramos, al final nos ha logrado unificar, pero ¿cómo nos está uniendo? ¿Cuál es nuestra posición? ¿en qué punto nos estamos uniendo?
Así cómo todos, nosotros tenemos la opción de escoger los anteojos que utilizaremos para ver las cosas, y podemos decidir cómo abordar toda esta incertidumbre que tiende a “matarnos” de estrés, sea cual sea la circunstancia.
En nuestra empresa, llamada Cayuga, decidimos desde el día uno, permanecer fuertes y leales a nuestra misión, nuestra visión y nuestros valores. Si bien tuvimos que correr para tomar decisiones muy duras, los pasos a seguir sí habían cambiado el trabajo, pero no nuestra esencia.
Fácilmente podíamos caer en una crisis de identidad, pero entonces ahí hicimos un alto, respiramos profundo y retomamos desde otro lado. Desde el lado de una compañía consciente y llena de pasión por la gente, por el servicio, la hotelería de lujo y por la sostenibilidad.
¿Qué hicimos durante el cierre?
- Comunidad: apoyamos con diarios a bancos de comida y a organizaciones que estaban apoyando a las diversas comunidades para poder alimentarlos.
- Equipo humano: mantuvimos a nuestros “core team” en todos los hoteles. Si bien fue muy duro tener que reducir el personal, sí logramos el apoyo de los dueños de hotel para mantener un grupo del personal quien sería responsable de pasar el conocimiento y de cuidar el hotel mientras estuvimos cerrados.
- Crecimiento: ofrecimos más de seis horas de capacitaciones en línea gratuitas tanto al equipo que quedó en el hotel como a los que habían sido despedidos, suspendidos o estaban en horarios reducidos.
- Infraestructura: hoteles como nuevos siempre ha sido nuestro lema y lo hemos logrado mantener con el esfuerzo de este equipo principal. Todos los gerentes trabajaron arduamente en limpieza, mantenimiento, en la huerta, los jardines y seguridad.
- Orden: aprovechamos el alto obligatorio para poner la casa en orden. Rara revisar procedimientos, deshacernos de lo innecesario y para volvernos más eficientes.
- Medidas sanitarias: como los hoteles se mantenían cerrados pero nuestros equipos seguían yendo y viniendo a sus labores, decidimos entrenarnos y entrenarlos a todos con estrictas medidas de limpieza, sanitización y protocolos claros para todos.
- Motivación: si bien fueron y siguen siendo momentos difíciles, hemos trabajado mucho en la comunicación constante y en la motivación al staff por medio de crear consciencia en nuestros líderes de la importancia de enfocarnos en nuestras emociones, nuestra perspectiva y de influenciar lo que está dentro de “nuestro círculo de influencia”.
De junio a agosto hemos re-abierto cuatro de nuestros hoteles y si bien ha sido un trabajo duro, diferente y lleno de preguntas o de cambios inesperados, tanto nuestra comunidad de huéspedes ticos, como nosotros y todo nuestros colaboradores, estamos sumamente agradecidos de poder trabajar, de abrir nuestras puertas, de servirles con una sonrisa (aunque sea detrás de una careta plástica) y con la mejor disposición posible.
¿Qué sigue?
- Estamos trabajando en nivelar nuestros flujos de caja para poder todos tener mejores oportunidades y cómo podemos mejor apoyar nuestras comunidades económicamente.
- Seguir entrenando a nuestro personal en temas de finanzas y liderazgo.
- Volvernos cada vez más atractivos para el mercado nacional.
- Pensar en estadías más largas para ofrecer la oportunidad de trabajar y estudiar desde los hoteles.
- Preparar presupuestos (con gran incertidumbre) para el 2020.
- Hacer protocolos de medidas sanitarias para cuando recibamos turistas extranjeros.
Y mientras tanto, seguimos enfocados en el presente, en sacar lo mejor del ahora; en dar lo mejor de nosotros mismos y en aprender cada día de este momento tan peculiar que estamos viviendo.
#Fuertehoyextraordinariosmañana
