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Redes sociales: Linchamientos virtuales, nuestro pan de cada día

Tannia Moya para El Observador Soy fiel creyente del valor de las redes sociales. Claramente vinieron a empoderarnos y a…

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Redes sociales: Linchamientos virtuales, nuestro pan de cada día
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Tannia Moya para El Observador

Soy fiel creyente del valor de las redes sociales. Claramente vinieron a empoderarnos y a multiplicar nuestra voz y, por lo tanto, usadas de manera positiva son geniales para relacionarnos con otras personas y hacer crecer buenas causas.

Pero las redes también tienen un poder devastador de escarnio público capaces de arruinar, en un segundo, nuestro prestigio, el de nuestra marca o bien la imagen de los demás.

Recuerden mi consejo de siempre: “para postear y comer pescado hay que tener cuidado”.

Por favor, seamos usuarios responsables y antes de opinar no dejemos de lado la prudencia, sensibilidad, empatía y el contar con una sólida información que respalde lo que decimos.

Toda libertad conlleva una responsabilidad. Podemos equivocarnos, por supuesto, pero ojalá que no sea por mala fe.

Además, postear o poner un video en redes sociales es exactamente igual que gritarlo en la calle, ambas tienen repercusiones a nivel personal y legal.

Las dos caras de la moneda

Para los que publican no olvidar el sentido de oportunidad, justicia y tacto y recuerden que “lo que se dicen en Internet se queda en Internet”. Y agrego… y “nos lo sacaran en cada vez que puedan”.

¿Cuántas veces hemos visto cibernautas, que, sin mucha consideración, se burlan de situaciones dolorosas, o bien difaman a otros, sin pensar en sus consecuencias? ¡Cuidado! Algunos han perdido además de su credibilidad, también su empleo.

Y, al otro lado, están los jueces perpetuos, aquellos espectadores y usuarios digitales que, con poca información, levantan su dedo acusador y van más allá de opinar. Se unen a linchamientos virtuales y comienzan a tirar dardos hacia todas las direcciones.

No importa si las víctimas piden disculpas o no, si aclaran o no o bien si eran inocentes… ya fueran juzgados y condenados.

Es usual ver en las redes sociales, linchamientos por sus opiniones o fotografías a cantantes, políticos, futbolistas, personajes de la farándula; y aunque no se justifica, digamos que por su “status” podrían estar “acostumbrados” a este tipo de situaciones. ¿Pero qué sucede con las personas que no tienen una vida pública?

¿Quién está libre de pecado que tire la primera piedra?

Sé que todos hemos caído en la tentación de juzgar, pero quizás llegó el momento de tomar conciencia de la situación y ser más cuidadosos.

Esto porque ninguno de nosotros está libre de caer en desgracia y ser llevado a la horca por los justicieros virtuales. Pero además porque es muy cansado y desgastante.

Termino con una frase de André Malraux, novelista y político francés: “Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar”.

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