Rodrigo Díaz
Fifí, David, Juana, Gilberth, César, Mitch y Katrina… son algunos nombres de huracanes catastróficos que afectaron el Caribe y el Golfo de México y dejaron a su paso una gran destrucción y miles de víctimas mortales.
El ponerle nombre a estos fenómenos atmosféricos fue una decisión que se tuvo para mayor facilidad de identificación en los mensajes de alerta. Es muy útil en especial cuando hay dos o tres eventos al mismo tiempo.
Desde 1953, las tormentas tropicales en el Atlántico reciben un nombre a partir de listas elaboradas por el Centro de Huracanes de Estados Unidos. Y luego por un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ente adscrito a las Naciones Unidas.
Inicialmente, las listas incluían solo nombres de pila de las mujeres. En 1979, se introdujeron los nombres masculinos y ahora se alternan con nombres femeninos. Se utilizan seis listas de 21 nombres, una detrás de otra.
Se combinan nombres en francés, inglés y español de modo que sean fáciles de pronunciar.
Cada nombre corresponde a una letra del abecedario. ¿Por qué 21? Porque de las listas se excluyen las letras q, u, x, y, z, ya que son nombres más difíciles de encontrar.
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Retiro del nombre
Cuando un huracán es terriblemente catastrófico en una zona determinada, la OMM decide retirar su nombre, como una especie de homenaje a las víctimas mortales del fenómeno y evitar confusiones históricas posteriores.
Cada año, entre los meses de marzo, abril y mayo, la OMM realiza su reunión y analiza cuáles son los nombres que se retiran en la temporada. Por lo general, esto ocurre por petición expresa de uno o varios países afectados por el fenómeno.
Es decir, ningún nombre de huracán es retirado si no hay una solicitud para hacerlo.
En el momento en que se retire, la organización cambia su nombre por otro de la misma letra. Por ejemplo, cuando se retiró el nombre de Nate, el huracán que azotó nuestro país en 2017, la OMM lo sustituyó por Nigel.
Como son listados de nombre cada seis años, quiere decir que ese nombre lo escucharemos posiblemente en el año 2023.
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Es rara la utilización de nombres griegos para nombrar huracanes, y sucede cuando se agotan los nombres de la lista del año en curso. Solo ocurrió en dos ocasiones: en 2005 (el año del famoso huracán Katrina) y en el actual 2020.
Fue tan activa la temporada de tormentas tropicales en el Atlántico de este año, que termina el 30 de noviembre, que rápidamente se agotó la lista y hubo que recurrir a las letras del alfabeto griego.
En 2005, hubo huracanes llamados Alfa, Beta, Gamma, Delta, Épsilon y Zeta. Pero este año, hubo que añadir tres más: Eta, Theta y, por último, Iota. Tanto Eta como Iota afectaron Centroamérica causando graves daños en infraestructura y dolorosas muertes.
Es por esta razón, que se piensa que en la reunión del próximo año, la OMM podría retirar ambos nombres del listado.
Sin embargo, ya este tema se discutió en la reunión del Comité de la OMM en el 2006, luego del catastrófico 2005 y en el que se debió a recurrir a nombres griegos para nombrar a la gran cantidad de eventos climáticos.
El comité señaló que no resultaba práctico eliminar las letras griegas de las listas. En su lugar, se propuso que en caso de que el ciclón tenga una gran afectación, se incluya su nombre en la lista de retirados, con el año de ocurrencia y otros datos. Sin embargo, la letra propiamente dicha continuará vigente para ser utilizada en el futuro.
Será cuestión de esperar a que se produzca la próxima reunión, en el 2021, donde se determinará si se mantiene este acuerdo o se produce un cambio debido a los efectos en la región centroamericana de Eta y, posteriormente, Iota.
Información elaborada con cables de la agencia AFP y consulta con el texto de la reunión anual de 2006 del Comité de Huracanes de la AR IV
Rodrigo Díaz
