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Reunión inédita del ayatolá Jamenei y el primer ministro japonés en Irán

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, se reunió el jueves en Teherán con el líder supremo de Irán, en el…

Por Juan Pablo Arias

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Reunión inédita del ayatolá Jamenei y el primer ministro japonés en Irán
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El primer ministro japonés, Shinzo Abe, se reunió el jueves en Teherán con el líder supremo de Irán, en el segundo día de una visita inédita en la que pidió que el país tenga un “papel constructivo” en Oriente Medio frente a las tensiones recientes en el Golfo.

Abe fue recibido durante la mañana por el ayatolá Alí Jamenei y se convirtió así en el primer jefe de gobierno nipón en reunirse con el guía supremo iraní desde la revolución islámica de 1979.

Japón es un aliado clave de Washington, rival de Teherán, y tradicionalmente tiene buenas relaciones con Irán. 

La visita de Abe, que el miércoles se reunió con el presidente Hasán Rohani, se produce en plena tensión entre Irán y Estados Unidos que hace temer incidentes en el Golfo. 

También preocupa el futuro del acuerdo de Viena de 2015 sobre el programa nuclear iraní, después de que Estados Unidos se retirara unilateralmente en 2018.

“Nadie quiere una guerra. Japón quiere tener un papel de primer plano para rebajar la tensión”, dijo Abe el miércoles tras reunirse con Rohani.

“La paz y la estabilidad en Oriente Medio son indispensables para la prosperidad, no solo en esta región sino en el mundo entero”, añadió.

Japón, que hasta hace poco todavía importaba un 5% de su petróleo de Irán, tuvo que renunciar a esas compras para evitar las sanciones estadounidenses.

La economía japonesa es muy dependiente del petróleo del Golfo y Japón da mucha importancia a la estabilidad del suministro en hidrocarburos.

“Guerra económica”

Rohani consideró que la “raíz” de las tensiones en la región está en “la guerra económica de Estados Unidos contra Irán”. “Cuando termine, veremos un cambio muy positivo en la región y en el mundo”, aseguró.

“Jamás vamos a desatar una guerra, incluso contra Estados Unidos, pero opondremos una respuesta terrible si nos atacan”, advirtió sin embargo Rohani, cuyo país acusa a los occidentales de ejercer una influencia “desestabilizadora” en Oriente Medio. 

El presidente iraní declaró que es del “interés de Japón seguir comprando petróleo a Irán y resolver las cuestiones financieras” provocadas por las sanciones estadounidenses.

Una manera, según el líder iraní, de “garantizar” mejores relaciones entre ambos países, que ya son buenas.

Pero sobre la cuestión de las ventas de petróleo iraní a Japón, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores nipón, Takeshi Osuga, indicó que se trataba ante todo de “un deseo de la parte japonesa”.

Es una cuestión que depende “de la decisión de compañías privadas” y “no puedo predecir su decisión”, afirmó.

Rohani subrayó los puntos comunes con su invitado sobre la cuestión de las “armas nucleares” y dijo que los dos países “están en contra”.

Abe expresó por su parte su “profundo respeto por el hecho de que el guía supremo ayatolá Jamenei haya repetido la fetua [decreto religioso] que dice que ‘las armas nucleares y las demás armas de destrucción masiva son contrarias al islam'”.

Desde la decisión estadounidense de retirarse del acuerdo de Viena, el gobierno del presidente Donald Trump restableció o reforzó las sanciones económicas contra Irán.

Recientemente Washington desplegó importante medios militares en el Golfo para enfrentarse a una presunta “amenaza iraní”.

Según el portavoz del gobierno japonés, Abe habló sobre Irán por teléfono con Trump el martes, pero Tokio insiste en el hecho que el primer ministro no vino a Teherán para “mediar entre Irán y Estados Unidos”.

Desde el punto de vista iraní, Japón tiene una imagen de país que logró modernizarse sin renunciar a sus tradiciones y conservando su identidad cultural.

La visita de Abe se produce un día después de que Irán liberara a Nizar Zakka, un libanés residente en Estados Unidos detenido desde 2015 y condenado a 10 años de prisión por “espionaje” a favor de Washington, y dos días después de la visita a Teherán del ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas.

Frente a las consecuencias de la política estadounidense de “máxima presión” sobre su economía, Irán amenazó en mayo con dejar de cumplir progresivamente el acuerdo de 2015 a menos que sus socios, en particular los europeos, le ayuden a evitar las sanciones.

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