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Rodolfo Stanley en “Alter Ego”: contemplar vidas como testigo y protagonista

Mariana Sáenz Mora para El Observador Rodolfo Stanley es un artista costarricense con un estilo directo. A lo largo de…

Por Redacción El Observador

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Rodolfo Stanley en “Alter Ego”: contemplar vidas como testigo y protagonista
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Mariana Sáenz Mora para El Observador

Rodolfo Stanley es un artista costarricense con un estilo directo. A lo largo de su carrera pictórica, desde los años 70, desarrolló un lenguaje propio que hoy se muestra en la exposición “Alter Ego” en el Museo de Arte Costarricense.

La exposición encierra obras en un recorrido por varias de sus series. Se compone de unos 51 cuadros en diversas dimensiones y temáticas que aún pueden verse, pues la exposición estará abierta hasta febrero del 2020, inclusive.

En su exposición en “Alter Ego”, Rodolfo Stanley intenta resaltar sus líneas de investigación más constantes, y a la vez, otras que se mantienen menos conocidas por el público.

Stanley comenzó su vida laboral como diseñador publicitario. La inquietud de la pintura siempre estuvo latente; cuando se dedicaba de lleno a aquel oficio también descubrió que su camino sería autodidacta, con una constante en el gusto por descubrir libremente su técnica.

La creación de sus obras envuelve series temáticas que mezclan lo onírico y lo real, inclusive con algunos asomos a lo psicológico. “Como yo llegué a la publicidad, tuve la suerte de trabajar conceptos claros, agarrar series y desarrollarlas bien pensadas”, explica.

De ‘Los Comegüevos’ y más

Con “Alter Ego” es evidente la conjunción a lo largo de su obra entre el papel de testigo y el de protagonista; contando a través de la pintura muchas historias que a manera de desdoblamiento él vivió también.

Otras, son percepciones desde una actitud contemplativa para descifrar la esencia de la vida en otros dentro de la rutina, la cotidianidad y los espacios alternativos. La crítica y la sátira también están presentes.

“Dentro del espejo que quiero mostrar con estas obras pictóricas a la sociedad, por ejemplo, hablo de la serie “Los Comegüevos”; una de mis favoritas. Yo estoy mostrando ese hombre que no es el del día a día. Ese que anda con apariencias a cuestas, expongo esa parte interna, oscura, fea, egoísta, juiciosa del ser humano” detalla Stanley.

En la serie “Mascaradas” Rodolfo Stanley hace gala del color. “Mamma Mia” es una de las obras de esa serie.

Para el artista esta serie recaba una realidad de hace 30 o 40 años atrás cuando era común que las familias entraran a fincas o potreros sin permiso para comer ensalada rusa con huevos duros. “La gente que ahora vive muy bien, como que no les gusta acordarse de que fue come huevos”, dice entre risas.

Dentro de sus series hay temas que no siempre tuvieron las puertas abiertas a la aceptación, pero su creatividad se negó a renunciar a las perspectivas que deseaba mostrar.

El impregnar con pintura contextos algo crudos significó para Stanley periodos de documentación meticulosa. “Bueno, si hablo de la serie del tema de “La Noche”, por dicha conté con el apoyo de la fundación ILPES que le ayudaba a las minorías y yo iba como un trabajador de ellos; entonces podía tomar apuntes, nunca fotos y eran puros dibujos de esas vivencias crudas y particulares de la vida nocturna”, recuerda.

De la privacidad y la nostalgia

En su obra siempre hay presencia de realismo mágico. Poco a poco los elementos van revelando la melancolía por cualidades que definen a las personas y a la sociedad en sí.

La luna convertida en una jugosa sandía ilumina a un enamorado que ha perdido por completo la cabeza hasta desaparecer mientras las tertulias en las banquetas no parece percatarse de ello.

“Chicharrón infartado”, de la serie “Mascaradas”.

Su serie “Parques” nace por la añoranza de esos poyitos que se estaban perdiendo y hoy son bancas públicas; mientras que aquella banqueta era más privada y daba cabida a todo tipo de historias.

El encanto por el color siempre está presente, persistente, aunque el cuadro represente una masa de personas algo autómatas en una avenida de San José como lo es la serie de “Transeúntes”.

“Este es un trabajo pesado, porque hay mucho detalle en las expresiones de las personas y hacer lo edificios es tanto como pensar en las personas. Pero yo me divierto, o sea en todas mis series yo la paso muy bien, además tienen los condimentos que tienen que ver con la ironía, la irreverencia, la denuncia”, agrega.

La determinación

Stanley documenta el acontecer y los hechos en miles de historias que forman identidades. Sin embargo, no deja de lado en otras obras las vivencias típicas del costarricense en el puerto como tampoco la magia previa a la preparación de las mascaradas y los bailes de pueblo desde un sentido más íntimo.

Justo es eso lo que relata con detalle disfrutar, pues a lo largo de todo el proceso de recabar información se tejen tantos códigos que permiten visibilizar las problemáticas de una sociedad.

Y al contemplar el recorrido que enmarca desde los años 90 hasta la fecha actual -con el respaldo de más de 50 exposiciones individuales y 300 colectivas- Rodolfo Stanley habla de manera reflexiva de la conquista de vivir del arte. Una forma que no aminora con el tiempo y que exige ahínco, un paseo tan pintoresco como los ambientes de la colección.

Para Stanley la posibilidad de contemplar y ser partícipe solo le alienta a seguir expresando sus realidades con absoluta determinación.

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Fotos: Mariana Sáenz para El Observador

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