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Rostros de la pandemia: Testimonios ciudadanos del cantón más golpeado por el coronavirus

El 6 de marzo de 2020 las autoridades del Ministerio de Salud confirmaron el primer caso positivo de SARS-CoV-2 en…

Por Elizabeth Rodríguez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Rostros de la pandemia: Testimonios ciudadanos del cantón más golpeado por el coronavirus
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El 6 de marzo de 2020 las autoridades del Ministerio de Salud confirmaron el primer caso positivo de SARS-CoV-2 en Costa Rica, la enfermedad ahora conocida como COVID-19, que se ha expandido por el mundo.

A partir de ese caso, el primero entre casi 47.000 confirmados hasta le fecha, la enfermedad se ha ido reproduciendo hasta abarcar los 82 cantones del país.

Y fue a finales de junio cuando el coronavirus se ensañó con los habitantes del cantón central de San José, la capital, donde hoy se encuentra la mayoría de casos activos.

El Observador hizo una visita al centro capitalino para retratar los diversos rostros que viven la pandemia; personas sencillas en San José una mañana ventosa y soleada cualquiera.

Jennifer Martínez, dueña de una verdulería en la capital:

Fotografía: Alonso Solano / El Observador

“Se ha movido un poco más, la gente anda en la calle, pero la economía de ellos no es la misma de antes. A como comenzamos el año, y hasta la fecha de hoy, las ventas han bajado al 50%. No hay plata, la gente puede andar en la calle, pero no hay plata.

“El miedo está pero hay que sobrevivir. Aunque sea un poquito que vendamos, aunque sea para la comida. Yo no soy de acá y tengo que pagar alquiler, luz, agua… las personas que nos alquilan no nos van a esperar. Ha sido muy duro para todos.”

Mayela Gómez, vendedora de lotería:

Fotografía: Alonso Solano / El Observador

“Si a mí me hubieran puesto a escoger, hubiera querido ser doctora, aún con esta pandemia. Yo leo mucho, tengo una biblioteca grande y a veces los repito. En la escuela no me iba tan mal, hice hasta cuarto año pero diay, no terminé. Unos estamos mal y otros están más mal.

“La hija mía vive en Canadá, yo espero poder ir pronto a visitarla. Ahora vive en Vancouver así que apenas se pueda me voy para allá.”

William Sánchez, chofer de camión de recolección de basura, y su hijo José Ignacio:

Fotografía: Alonso Solano / El Observador

“Estamos bien todos, nos hemos cuidado mucho, y es que yo soy demasiado estricto con mis compañeros. Me bajo del camión y les digo que no abran ni revisen ninguna bolsa. Cada día se pone más grave esto.

“Todos tenemos una familia, el que no ama a su familia que haga lo que quiera. Siempre les digo que piensen en el más chiquitico, hay que darle el ejemplo a nuestros hijos, ellos ven todo lo que hacemos.”

Byron Jiménez y Alejandro Zamora, estudiantes y ciclistas apasionados:

Fotografía: Alonso Solano / El Observador

“Es difícil, cuesta… una vez perdida nos vamos a la casa de un amigo, y ya lo demás por teléfono. Obviamente con alcoholcito en gel y todo eso, cuidándonos.

“Yo quería que todo fuera como el año pasado, con graduación y así, pero ahora vamos a recibir el título por correo seguramente. Las novias hacen falta también, cuesta mucho.”

Ulises Guido y Guillermo Mejías, adultos mayores en el Mercado Central:

Fotografía: Alonso Solano / El Observador

Mejías (izquierda), 80 años: “Yo nací el 25 de junio de 1940, un martes a las 5 de la mañana. Todavía manejo 200 kilómetros ahí para Santa Cruz, Guanacaste.”

Guido (derecha), 63 años: “Yo bien, cada día más carajillo, nunca he padecido de nada y me siento bien. El estrés lo ataca a uno porque a mí me encerró esta pandemia. Me he tenido que distanciar de la familia; uno no está viviendo la vida de uno, es una vida postiza. Estar solo tampoco es buena compañía para mí, yo soy de familia. Los negocios de uno se han venido abajo también.

“Para mí la edad no tiene que ver nada. Yo nunca me pongo límites. Hay que aprovechar el tiempo, yo soy un hombre moderno, hay que adaptarse a la tecnología. Yo vivo el mundo moderno, estar actualizado es lo más importante.”