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¿Se actuó tarde en México por el coronavirus?

Rosa María Martínez para El Observador (Ciudad de México, México). El el fin de semana pasado, el doctor Hugo López…

Por Redacción El Observador

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¿Se actuó tarde en México por el coronavirus?
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Rosa María Martínez para El Observador

(Ciudad de México, México). El el fin de semana pasado, el doctor Hugo López Gatell, subsecretario de Salud de México (ministro adjunto), le dijo fuerte y claro a los mexicanos que el confinamiento masivo por un mes era ya su última oportunidad de hacerlo y solicitó, en repetidas ocasiones, que se quedaran en casa como única manera de reducir la transmisión del nuevo coronavirus.

Con casi mil casos oficiales y creciendo exponencialmente cada día, el clamor de López Gatell es, desde luego, es para tratar de aplanar la curva de contagios en el país e intentar, a marcha forzada, que el sistema de salud no colapse. 

Sin embargo, parece inevitable. Médicos, enfermeros y personal que trabaja en los servicios de salud advertían desde los primeros casos en México, durante febrero pasado, que no habían suficientes camas y respiradores, que no había insumos y ni siquiera material indispensable para protegerse ellos mismo, desde batas, goggles y mascarillas, por decir lo menos.

De hecho, existe la sospecha de que a varias decenas de enfermos por coronavirus se les diagnosticó inicialmente con influenza y en los casos más graves, con neumonía o bronquitis.

Cabe decir aquí, que desde la asunción del presidente Andrés Manuel López Obrador, se impuso una serie de recortes presupuestales en todas las entidades gubernamentales y una de las más afectadas fue el sector salud.

Varias protestas por falta de medicamentos y tratamientos a pacientes fueron desoídas por el gobierno mexicano. Se escucharon las demandas de algunos grupos vulnerables como padres de niños con cáncer o pacientes con VIH, pero la respuesta de la autoridad fue tibia. 

La pandemia del coronavirus descolocó al presidente frente a sus funcionarios de salud. Hace no pocos días AMLO decía que podían abrazarse, que no se debía exagerar en el cuidado y que a él lo protegían muchos de los amuletos que el pueblo le regalaba en sus giras. Esas eran sus palabras durante las conferencias matutinas que tiene con la prensa.

Por la tarde, los miembros del gabinete del sector salud implementaron un informe diario de casos y acciones a tomar, además de las recomendaciones de sana distancia, formas de contagio del virus, teléfonos de ayuda y por supuesto, el recordatorio de lavarse las manos, no tocarse la cara y evitar cualquier clase de saludo que implique contacto físico. 

Los contrastes entre el decir del presidente mexicano López Obrador y las recomendaciones de la Secretaria (ministerio) de Salud en voz de Hugo López Gatell cesaron, hasta que el propio mandatario lanzó un video en sus redes, pidiendo quedarse en casa. Paradójicamente, una parte de los recursos que él impuso recortar al sistema nacional de salud, ahora regresarán sólo para hacer frente a la pandemia.  

Ya han sido designados todos los hospitales para atender a los miles de infectados que se vislumbran en México, pero varios de los insumos apenas se están comprando: desde los reactivos y pruebas rápidas, respiradores y camas extras, hasta los materiales mínimos que requieren médicos y enfermeros. Es aquí donde se siente la mayor alarma.

Aplanar la curva

Con el confinamiento social, se busca aplanar la curva y conseguir que los hospitales cuenten con lo necesario para atender a los enfermos e infectados. Es preferible atender a centenas de enfermos de hoy a septiembre, que tener el pico más alto de miles de enfermos en mayo y junio. 

¿Se ha actuado tarde en México? Ya no es tiempo de discutirlo. Le toca a cada uno de los ciudadanos mexicanos hacer su parte: quedarse en casa, evitar el contagio, proteger a los adultos mayores y personas con padecimientos de riesgo. Luego vendrá la recapitulación de las economías familiares, muchas de ellas, ya colapsadas. 

En unos meses sabremos si el Gobierno, pese a sus omisiones, estuvo a la altura de las circunstancias y si el presidente mexicano AMLO  logrará su tan anunciada 4ª transformación del país, cuando deberá reactivar una economía que ya de por sí tenía crecimiento cero.

Lo cierto es que, antes de que el Gobierno lanzara medidas, la sociedad civil emprendió acciones.

Hasta este lunes se decretó la emergencia sanitaria pero hace semanas las Universidades suspendieron sus actividades, luego fueron las escuelas. Los cines cerraron, sin necesidad de que nadie se los pidiera. Luego ya vinieron las medidas públicas y la ciudad se quedó vacía.

Los mexicanos han respetado las disposiciones y sí, hay mucho temor, pero no solamente por la enfermedad que provoca el coronavirus, sino por la incertidumbre económica.

México tiene una economía informal que abarca entre 30 y 40 millones de personas que hoy no saben, con qué van a subsistir, una vez que pase esto.

Mientras tanto, la población se pone de pie para aplaudir al personal de salud y solo queda repetir, una y otra vez, “Quédate en Casa”.