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Sin pretensiones, así despegaron los Foo Fighters esta noche en La Sabana

Tras muchas horas de espera, kilométricas filas, una lluvia hasta insolente y retrasos en las horas anunciadas, finalmente, Dave Grohl…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Sin pretensiones, así despegaron los Foo Fighters esta noche en La Sabana
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Tras muchas horas de espera, kilométricas filas, una lluvia hasta insolente y retrasos en las horas anunciadas, finalmente, Dave Grohl y los Foo Fighters tomaron esta noche el escenario del Estadio Nacional, ligeramente tarde pero seguro.

A las siete de la noche, el ingreso de aficionados aún era notable y, para ser justos, Weezer -en su calidad de telonero- supo cómo calentar motores ya que tuvieron a los asistentes emocionados con éxito tras éxito, incluso con algunos que no son suyos.

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Foo Fighters había sido anunciada para las 7 p.m. Así que, al ser las 7:55 p.m, y tras todas las demoras, el público se comenzó a impacientar y los abucheos se comenzaron a sentir. En medio de ello, el ingreso de asistentes seguía.

Fue en ese momento que Grohl y el resto de los Foo Fighters, saltaron al escenario. El cantante dio por comenzada la fiesta principal con las palabras “Costa Rica”, mientras que, en inglés, preguntó: “¿están listos?“.

Evidente emoción

La emoción de los asistentes fue palpable. Aplausos, chiflidos y gritos crearon un estruendoso ruido. La ensordecedora reacción solo pudo ser apaciguada por una cosa: música.

Así que, a medida que los primeros acordes de ” All My Life” comenzaron a sonar, la tranquilidad se sintió por una milésima de segundo…como ese lapso de ventaja que tienen las ondas de la luz sobre las del sonido.

Sin embargo, cuando los oídos de los asistentes se percataron de esas primeras estrofas, el pandemonio original se duplicó de inmediato.

Al ritmo de los instrumentos de la banda que, este año cumplió su vigésimo quinto aniversario, muchos de los presentes no dudaron en comenzar a corear versos de la pieza.

En ese momento no había una sola persona sentada. Las palmas acompañaron los acordes de la canción a medida que un rugido del público se apoderó del sonido.

A media pieza Grohl se dirigió al público. “Yo sé que quieren bailar esta noche. ¿Quieren bailar?” Preguntó, y segundos después gritó: ¡bailemos!”.

¡A volar!

Con el fin de la primera pieza, los aplausos de los presentes no se hicieron esperar.

Acto seguido, la banda completó el despegue del concierto con la pieza “Learn to Fly”, de uno de sus álbumes más conocidos: “There is Nothing Left to Lose”.

Para este punto, muchas de las personas que estaban de pie antes ahora saltaban y la gran mayoría sacaba a relucir lo mejor, o peor, de sus cuerdas vocales.

A continuación la banda siguió con “The Pretender” de su álbum “Echoes, Silence, Patience & Grace” y el cual estuvo a cargo del mismo productor de su mítico disco “The Colour and the Shape”.

Los asistentes se habían desbordado y las palmas estuvieron presentes a lo largo de toda la pieza. El ritmo rápido de la canción se encargó de acelerar a los presentes a medida que la banda extendía las últimas estrofas para mantener al público contento.

Para entonces, más de la mitad de la gramilla del Estadio Nacional se había perdido debajo de un mar de personas que agitaban sus brazos en el aire a medida que saltaban.

El extasis de la gente era claro. Atrás habían quedado las demoras y sólo quedaba por disfrutar el resto de una velada muy esperada. Tan esperada como lo son 25 años, toda la vida del grupo.

Fotos: Alonso Solano/El Observador

Lea la crónica completa de este concierto y vea más contenidos en la edición de este sábado 5 de octubre de El Observador.

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