Tomás Gómez
En julio de 1996 el entonces presidente José María Figueres pidió la renuncia todo su Gabinete y en setiembre del 2004 Abel Pacheco enfrentó la salida masiva de cuatro ministros y parte del equipo económico en apenas una semana.
Las administraciones de Óscar Arias y Laura Chinchilla sobrellevaron también dimisiones constantes en sus equipos de trabajo.
Bajo ese escenario, la dimisión de tres jerarcas el jueves pasado no sería una noticia nueva en el país, de no ser porque su contexto y las declaraciones de las figuras salientes no son típicas tal y como lo dejan ver analistas consultados por El Observador.
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De la historia hubo dos versiones: una amable, contada por el presidente Carlos Alvarado en un video donde se describía un “refrescamiento” del equipo y otra más dura, donde los ministros salientes de Hacienda y Ciencia, Rodrigo Chaves y Luis Adrián Salazar, quienes compartieron sus cartas de renuncia con claros desacuerdos con el mandatario.
También se fue la encargada de comunicación, Nancy Marín, cuyos motivos no quedaron del todo claros pero compartió un mensaje donde indicaba que atendería el cuido de su hijo.
Así, lo que fue definido como un ajuste para la segunda parte de la adminstración se convirtió, con el paso de las horas, en una nueva crisis para el Gobierno que lidiaba ya con la emergencia del coronavirus y un lío de grandes proporciones con todo Centroamérica por la paralización de la frontera con Nicaragua.
Simbolismos de una despedida
Ante los ojos expertos, el conflicto político surge desde el propio anuncio.
“El Presidente de la República en su conferencia de prensa grabada no dice ni agradece nada nada de lo que los ministros salientes hicieron y eso es una señal importante”, comentó la analista Gina Sibaja.
Sibaja contrapone a ese video los mensajes de renucia de los jerarcas donde expusieron muchas de sus diferencias, dando espacio a interpretaciones en un panorama donde la “gente anda buscando incertidumbres”.
“Lo que más sorprende, que es lo que más ruido ha generado, es la carta del Ministro de Hacienda que vaticina todo un escenario casi de catástrofe y eso le da un halo de alarma de las que los medios han hecho eco”, agregó.
A su análisis se sumó el experto Sergio Araya quien destacó que el mensaje presidencial trata de ocultar la realidad del conflicto que se tuvo a lo interno.
“El tema de ‘refrescamiento’ me parece un poco precipitado, más suena a una especie de cortina de humo. A diferencia de otras salidas en esta ocasión se actuó con más celeridad, no solo se anunció la salida sino inmediatamente el reemplazo, lo que evidencia que es algo que si se había planificado”, manifestó.
“Por la forma en que dos de los que han salido han expresado públicamente sus razones de la salida no parece un remozamiento sino basicamente fricciones y contradicciones que derivan en estos cambios”, agregó.
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Sobre las renuncias, ambos coincidieron en calificar de “pulso perdido” los debates que sostuvieron los jerarcas salientes con el propio presidente.
Mientras Chaves pidió vetar la exoneración de las municipalidades a la regla fiscal, Salazar se opuso a usar recursos del Fondo Nacional de Telecomunicaciones en fines distintos.
Para el caso de la Ministra de Comunicación, los expertos rememoraron los incidentes de la creación de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD), donde ella, sin ser parte del escándalo, asumió gran parte de la vocería.
“Ella puede ser una profesional muy competente pero tiene pocos recursos afianzados en materia de exposición pública”, dijo Sibaja.
La foto ya no es la misma
Fue la noche del 26 de abril del 2018 cuando Carlos Alvarado, como presidente electo, presentó al que sería su equipo, denominado “Gobierno de Unidad Nacional” y que recurría a fichas tanto del PAC como de otros partidos.
Se trataba en total 24 fichas de las cuales ahora solo queda la mitad.
Además, en algunos casos los sustitutos también se fueron, un fenómeno reiterado en carteras clave como Presidencia, Hacienda, Relaciones Exteriores y Comunicación que han tenido a tres ministros cada una.
La lista de salidas contempla a:
- Guiselle Amador | Ministerio de Salud: salió el 26 de noviembre del 2018 denunciando presión de las tabacaleras.
- Epsy Campbell | Relaciones Exteriores: quedó fuera de la Cancillería por nombramientos irregulares el 11 de diciembre del 2018. Mantuvo el cargo de Vicepresidenta.
- María Fullmen | Bienestar Social: renunció el 8 de enero del 2019 tras semanas de atrasos en el depósito de ayudas sociales. Se le nombró embajadora en Colombia.
- Juan Carlos Mendoza | Comunicación: abandonó el cargo el 8 de enero del 2019.
- Edna Camacho | Coordinación Económica: fue enviada como representante del país ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el 16 de mayo.
- Edgar Mora | Educación: semanas de protestas lograron tumbarlo el 1º de julio del 2019.
- Rodolfo Piza | Presidencia: salió rumbo a la OEA el 29 de julio del 2019 tras meses de rumores sobre su salida.
- Steven Núñez | Trabajo: debió renunciar el 1º de octubre anterior después de que el Oficial de Tránsito que lo escoltaba sin autorización falleciera en un accidente.
- Rocío Aguilar | Hacienda: renunció el 23 de octubre por un informe de la Contraloría que la señaló por hacer pagos de deuda externa sin autorización legislativa.
- Patricia Vega | Niñez: alegó que la muerte de varios niños redujo su espacio político y salió el 16 de enero.
- Manuel Ventura | Relaciones Exteriores: por motivos de salud de le encargó la embajada ante la Organización de Estados Americanos y dejó Casa Amarilla el 31 de enero.
- Marcia González | Justicia: una de las fichas más polémicas del Gabinete soportó varios cuestionamientos hasta que el 7 de febrero salió del cargo por deudas en el impuesto a las casas de lujo.
- Víctor Morales | Presidencia: fue la cabeza de mayor rango cobrada por el escándalo de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD). Renunció el 4 de marzo pero volvió a su curul de diputado por el PAC.
Junto a ellos figuran ahora Chaves, Salazar y Marín, tres víctimas políticas de la crisis del coronavirus.
