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Sound of metal: la historia de Rubén, el baterista que pierde el oído

@Popcorn506 para El Observador En este año tan atípico, muchos nos hemos visto abocados a vías de entretenimiento audiovisual alejadas…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Sound of metal: la historia de Rubén, el baterista que pierde el oído
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@Popcorn506 para El Observador

En este año tan atípico, muchos nos hemos visto abocados a vías de entretenimiento audiovisual alejadas de las clásicas o fáciles.

Esto no lo decimos en ningún tono despectivo, sino a que son más accesibles y, por lo tanto, mayoritarias.

Pero es cierto que el cine indie tiene muchas veces propuestas que merecen tanta atención o más que las ofertas comerciales.

El caso que nos ocupa ahora mismo es Sound of Metal, una película dirigida por Darius Marder y protagonizada por Riz Ahmed, Olivia Cooke y Paul Raci.

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La historia de Rubén

Aquí se nos cuenta la historia de Rubén, un baterista que, junto con su novia, la cantante de su grupo, trata de conseguir una exitosa carrera musical.

Pero, aunque pelea por hacerse un hueco, no goza de la holgura económica que les gustaría.

El problema es que Rubén empieza a tener problemas auditivos y le diagnostican que va a perder el oído. Esto es algo que le cuesta aceptar y que le puede suponer un gran parón en su carrera profesional.

Entonces, a Rubén le hablan de Joe y de lo que hace por los sordos, y se decide a conocerle.

El plan de Joe es tenerlo internado en su casa, aislado de cualquier contacto externo, y con otros residentes con discapacidad auditiva, para que consiga aprender a ser sordo.

En este punto es donde empieza lo verdaderamente bueno de la película, porque es donde se nos plasma el conflicto que nos llega de verdad.

A estas alturas, el carisma de Rubén nos ha llegado. Es un personaje que tiene la fuerza y la personalidad suficiente como para que nos sintamos identificados y nos impliquemos con su duelo.

El proceso

Así, nos vemos arrastrados a todo su proceso junto a él, porque nos lleva de la mano y vamos viendo y viviendo a la vez que lo hace él, desde sus primeros tratos con Joe hasta las clases que va recibiendo y en las que participa.

El tratamiento que se va haciendo desde la dirección para que cada uno de los personajes nos suene creíble y natural es la mejor virtud de esta película.

No es un tema fácil, como no lo suele ser cualquiera de las películas que tratan sobre discapacidades o gente en desventaja en la sociedad.

Y aquí el director tampoco nos coloca a un nivel superior que nos marque distancia, sin maniqueísmos, pero alejados.

Aquí, todos vamos con Ruben de la mano, viendo como cada paso adelante cuesta esfuerzo, como cada conversación es un reto y como cada una de las decisiones que va tomando las tiene que hacer de un modo muy sufrido, ya sea con gente o en solitario.

Y esto es algo que hay que tener en cuenta. El realismo y la falta de tendencia a la manipulación hace que no resulte homogénea la actitud de Rubén, como no lo son las situaciones en las que se ve y como no lo son las decisiones que toma, sin faltar en ningún momento a la coherencia.

Esto le da una verosimilitud espléndida a la historia, algo que muchos directores y guionistas deberían tener en cuenta a la hora de tratar asuntos que requieran de realismo.

Además de todo lo que nos aporta Rubén, que es mucho y muy conseguido por parte de Ahmed, queremos destacar a Olivia Cooke y a Paul Raci. Tanto una como otro consiguen que sus personajes influyan tanto en el principal como en la historia y que todo parezca, no solo más real, sino más honesto.

Atención especial, también con esos matices, al cuidado que se le presta al sonido en la película.

Los aspectos subjetivos pueden resultar incluso incómodos, pero transmiten lo que se pretende y, realmente, ayudan en la implicación personal.

Pero, llegado determinado momento, también es bonito dejarse llevar por esos planos generales, perfectamente compuestos, inspirados seguramente en el cine más clásico o académico y que hoy solo los más dedicados al cine de autor se atreven.

Dicho todo esto, Sound of Metal no es la película habitual. Es la película que muchos pondrían como ejemplo de lo que el cine alejado del circuito comercial puede pretender.

Y, para nosotros, es la película que pondríamos como ejemplo de lo que una película independiente puede conseguir. Estamos seguros de que, si la ves, te va a tocar más de lo que piensas.