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@Popcorn506 para El Observador
El estreno de Spiderman No Way Home era algo que llevábamos esperando mucho tiempo. Todas las miradas estaban puestas en la tercera entrega del Spiderman de Tom Holland y, según se acercaban las fechas, las ilusiones y las expectativas iban en tremendo aumento.
Pues bien, nosotros podemos decir que nos hemos dado por satisfechos. Sí, muy satisfechos. ¿Las razones?
Para empezar, tenemos que decir que, desde las series animadas de hace décadas hasta la anterior tanda de películas, siempre nos han gustado las historias audiovisuales de Spiderman.
Es cierto que en cada una de esas producciones había sus cosas buenas y malas. Por ejemplo, el Spiderman de Tobey Maguire fue impactante, con momentos brillantes y también otras cosas menos logradas. Tal vez menos carismático, pero también con muchas cosas buenas, fue el Spiderman que nos trajo Andrew Garfield, cuyo encanto en la pantalla funcionaba magnéticamente, pero con una ejecución de las películas un poco menos potente.
Todo esto de carisma y de euforia lo estábamos echando de menos en las dos primeras entregas de Tom Holland. Su Spiderman tenía momentos puntuales muy buenos, pero cuando más lucía su personaje era en las aventuras de Avengers, mientras que en Homecoming y Far from Home todo era más flojo, no por Holland personalmente, sino por la trama y la dirección.
Y entonces, nos llega el regalo de Navidad y Año Nuevo. Un regalo casi perfecto para los fans del cine de acción y súper héroes, en el que podemos disfrutar de casi dos horas y media de un producto muy redondo.
Es complicado hablar de la película sin desvelar partes que puedan romper la magia de los que aún no la han visto, pero podemos decir, sin miedo a crear demasiado hype, que el compendio de personajes y actores que vamos a ver en pantalla llena cualquier expectativa posible.
De hecho, una de esas primeras apariciones nos sorprende casi de improviso y nos deja sin aliento después de casi diez minutos de tremenda pelea y acción. No vamos a negarlo, no es que estemos aquí ante una película en la que no podamos tomar aire. Spiderman No Way Home tiene sus momentos de pausa y reflexión, y también sus toques de humor, como no suelen faltar en estas películas. Pero, lo que es genial, y aunque pueda parecer un recurso fácil, también apela a la nostalgia y la emotividad.
Lo que sucede es que lo consigue de un modo que no es tan habitual, sino que resulta tan mágico como verosímil gracias al planteamiento de la trama, en la que el Dr. Strange tiene bastante fuerza.
El trabajo de Tom Holland aquí vuelve a ser muy bueno. Es un actor que, a pesar de su juventud, no solo refleja talento, sino que, lo más sorprendente, rezuma experiencia y veteranía. Es cierto que, en comparación a otros intérpretes que pululan por la pantalla junto a él, aún le queda carrera y aplomo por conseguir, pero las sensaciones son más que eficaces.
De nuevo, volvemos a disfrutar de una tía May maravillosa en la piel de Marisa Tomei. A diferencia de otras versiones, esta tía resulta mucho más atractiva en todos los sentidos, pero sobre todo por la cercanía generacional que permite a los personajes conectar entre sí con mayor empatía y, también muy importante, con el público, que sigue siendo juvenil en su mayoría.
La dirección y el montaje siguen la estela del cine de acción actual, con un gran dinamismo y unos efectos técnicos y especiales de primer nivel. No en vano, hay momentos en los que uno puede dudar de qué o quiénes han pasado por posproducción, siendo esta una sensación de que se mezcla la ficción con la realidad.
Por último, recordar, porque también tiene aquí su importancia, que una de las mejores producciones de la historia con el personaje de Spiderman como protagonista ha sido la bastante reciente Spiderman Multiverse.
Sin duda, la coherencia con la que se plantea esta trama y su compenetración con todo lo expuesto en los últimos años es algo que sostendrá a Spiderman No Way Home como una de las mejores películas del Hombre Araña en toda su historia.
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