Sergio Arce
Con caídas en las ventas de hasta un 40%, el despido o suspensión de contrato de algunos empleados y hasta el cierre de puntos de ventas.
Estos son las principales consecuencias que los responsables de las tiendas de conveniencia señalan producto de una restricción impuesta por el Ministerio de Salud en un decreto emitido meses atrás y actualizado el mes pasado.
Las tiendas de conveniencia operan, principalmente, en gasolineras en diferentes puntos del país y que, previo a ese decreto, operaban las 24 horas, los siete días de la semana.
Flavia Loeb, gerente de DeliMart, y Édgar Vargas, copropietario de QuickStop, se mostraron preocupados. Ambos aseguran que el decreto les prohíbe atender público de 9 p.m. a 5 a.m. para consumo en el sitio o que los clientes puedan llevarse la compra a su casa.
Únicamente se les permite despachar productos por medio de plataformas de entrega, como Uber Eats, Rappi o DiDi Food, entre otras.
“Podrán todos los establecimientos que así lo dispongan, ofrecer el servicio a domicilio, siempre que operen a puerta cerrada sin atención al público de manera presencial, después de las 21:00 horas”, reza el decreto MS-DM-7451-2021.
“Es que no es sostenible mantener una tienda abierta para entrega en plataformas. ‘O a domicilio’ como dice el decreto.
“Además hay mucha gente, como taxistas, policías, choferes de ambulancias y gente que labora en restaurantes que no tienen dónde comprar un café o una empanada”, se quejó Loeb.
Duro golpe
DeliMart tenía 15 tiendas, pero producto de esa restricción sus responsables cerraron tres locales. Esto se tradujo en despidos y suspensiones de contratos.
Loeb indicó que antes DeliMart tenía una planilla de 95 personas, pero ahora son 60 empleados.
“Esta situación se ha traducido en un freno a posibles expansiones, pero además en la generación de empleos. Y lamentablemente quienes se ven perjudicados son madres jefas de hogar y jóvenes que se costean sus estudios con un trabajo honrado”, expresó.
La restricción de horario causó una reducción de un 40% en las ventas de esta cadena de tiendas de conveniencia.
Otra cadena afectada
Édgar Vargas de QuickStop, coincidió con la gerente de DeliMart en señalar el golpe que la operación de esta marca ha tenido ante la imposibilidad de atender público en el sitio de 9 p.m. a 5 a.m.
Esto a pesar de que las gasolineras donde se ubican sus puntos sí pueden operar las 24 horas.
Esta cadena tenía nueve tiendas, de las cuales siete estaban bajo el esquema de 24/7.
La restricción provocó una caída del 30% en las ventas, el recorte de personal (de 40 personas ahora son 33) y el cierre de una tienda.
“Le pedimos al Gobierno que reconsidere que podamos operar las 24 horas. Esto significaría la posibilidad de recontratar a siete personas y generar bienestar. Pero, también, damos un servicio esencial”, dijo Vargas.
Loeb expresó a este medio que le escribió al ministro de Salud, Daniel Salas, en aras de lograr una reconsideración de la medida.
Pero, ante todo, quería una explicación del asidero técnico que justifique que estos negocios no pueden atender de 9 p.m. a 5 p.m. para consumo o despacho en el sitio sin necesidad de ordenar por una plataforma. Pero la respuesta que recibió no fue la deseada.
Preocupación en la Cámara de Comercio
Julio Castilla, presidente de la Cámara de Comercio, hizo eco de las preocupaciones de ambos representantes de las tiendas de conveniencia.
El representante empresarial aseguró que desde julio pasado se le pidió a las autoridades de Gobierno que le permitieran al comercio extendieran su atención al público, pero sin mayor éxito.
Más bien la aplicación de las restricciones pasaron de las 10 p.m. a las 9 p.m. semanas después de esa petición.
Castilla insistió en que los contagios no ocurren en los negocios, donde -dijo- se han adoptado todas las medidas sanitarias y hasta más.
Adicionalmente, enfatizó en la necesidad de que el país reactive su economía mediante la generación de empleo formal.
Desempleo, una brasa para el país
Durante el trimestre de mayo, junio y julio, el desempleo se fijó en una tasa del 17,4%, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) el mes pasado.
Eso quiere decir que en Costa Rica hay 423.000 personas sin trabajo, de las cuales 232.000 son mujeres y 191.000 hombres.
Con respecto a la informalidad, este indicador viene en aumento. En el trimestre que comprende mayo, junio, julio hubo 875.000 personas en esta condición.
