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Un nuevo “baremo” para saber cómo estás de sano

Tras tras muchos años de estudio y de incomprensión descubrí yo solito un nuevo baremo para saber cómo estás de salud.

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Un nuevo “baremo” para saber cómo estás de sano
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Manuel Guisande para El Observador

Quien me sigue en los artículos que escribo, bien sabe que yo soy un investigador nato. Que ya en el útero materno me planteé si salir o no porque no lo tenía claro, lo que me indujo a analizar la situación.

De hecho, después de ocho meses decidí no salir, pero no me digas cómo, o alguien me empujó, no sé, me vi fuera, cosas de la naturaleza, me dijeron.

Pues bien, esta incesante actividad indagatoria, cuyo origen está en el líquido amniótico, me ha llevado, tras muchos años de estudio y de incomprensión, a descubrir yo solito, sí… yo solito y sin laboratorio un nuevo baremo para saber cómo estás de salud con respecto a otros.


Un baremo es un cuaderno o tabla de cuentas para evaluar los daños derivados de accidentes o enfermedades o los méritos personales, entre otras cosas.


Con 18 años

Dicho esto, ahí va el nuevo baremo. Mira, cuando tienes, 18 o 20 años, y le dices a un amigo “me duele aquí”, él te responde: “na, eso me pasó a mí y mañana ya estás nuevo”.

Y, en efecto, el chaval se pone bien y ni se habla del asunto; están las células de un acelere que se ponen a funcionar… y listo.

Cuando tienes entre 40 y 50, el baremo es químico. Uno te pregunta: “¿Qué tomas?”, le dices que  tal o cual medicamento, y  la respuesta no falla “ese no vale para nada, mejor este que…”

Aquí la conversación puede durar días, semanas y meses, menos años luz, porque si tuvieran luces sabrían que los cuerpos (incluso ya alguno celestial) no reacciona de igual modo.

Entre los 60 y 70, el asunto da un cambio radical para saber si estás mejor que otro; ya no importan los medicamentos, si tomas esto o aquello  o si con las pastillas, que son de colores, juegas al parchís.

Si un tal, por ejemplo, Varga Rojas, alias uno más entre los seres vivos, dice. “joé, lo que me duele la pierna”, el amigo responde “anda, no te quejes que a ti no te operaron”; es decir, haber pasado no por un quirófano es una referencia de tu estado.

Con 80

A partir de los 80, Alzheimer arriba, Alzheimer abajo. El tema llega a una situación que es tajante, determinante. Tú dices “tengo un dolor en este hombro”; entonces la reacción de tu amigo, de la misma edad, es rotunda “pues ten cuidado que por eso, por eso Pepe murió ayer”.

Vamos, que esto es un baremo que no falla; yo por ahora estoy en lo del medicamento y, Pepe, por ahora sigue vive, gracias a Dios.

Del libro “¿Se es viejo a los 60?, tás de broma” Amazon

 

Manuel Guisande