Krissia Morris Gray
La Universidad Nacional (UNA), a través del Laboratorio de Química de la Atmósfera, y el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) monitorean el curso de las masas de cenizas o de partículas lanzadas por el volcán Cumbre Vieja, de la isla canaria La Palma.
José Pablo Sibaja, director del Laboratorio de la UNA, sostuvo que se le da seguimiento por satélite a la posible influencia en Costa Rica de los gases o cenizas de dicho coloso.
Las emanaciones de dióxido de azufre del volcán en erupción Cumbre Vieja han sido constantes y seguidas desde el 19 de setiembre anterior. Ese día empezó la actividad eruptiva del coloso.
Desde entonces, la ceniza y el dióxido de azufre viajan largas distancias, incluso reportes internacionales apuntan que ya llegaron al Caribe.
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“Hacemos consultas dos veces por semana a los modelos para ver la tendencia durante la próxima semana para ver si va a haber influencia.
“Ha habido muy baja influencia por el patrón de vientos que se da”, dijo Sibaja.
Ingreso sería por Limón
Añadió que en el caso de que se presente una mayor influencia, estas masas entrarían al país por Limón. Luego se extenderían hacia el Valle Central.
“Depende del viento de todo el continente en América”, enfatizó.
Sibaja reconoció que han pasado masas de aire con cenizas del volcán Cumbre Vieja, pero a 8 kilómetros altura en la atmósfera. Por eso insistió en que la incidencia sobre el país es muy baja.
“Esto es por vientos alisios, pero también vienen los vientos ecuatoriales, que han estado un poco más fuertes estos meses.
“Entonces empujan esas masas de aire hacia la parte norte, hacia el lado de las islas, como Jamaica, Cuba y República Dominicana y es allí donde llegan más esas masas de aire”, apuntó Sibaja.
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Cumbre Vieja y polvo del Sahara
Costa Rica ya ha registrados leves índices de las masas del volcán así como del polvo del Sahara.
“Hace como 22 días atrás se dio un efecto de parte de los dos (polvo del Sahara y las emisiones de este volcán), pero en concentraciones muy bajas”, respondió.
El efecto se reflejó en Limón así como en partes del Heredia y San José.
“Había un día espejado y se podía ver como si fuera como una nube sobre todo en la montaña, que disminuía la incidencia de la radiación del sol”, explicó.
Krissia Morris Gray
