Tomás Gómez
El Consejo de Gobierno dedicó este martes un minuto de silencio y un manifiesto a la muerte del afroamericano George Floyd pero a la hora de explicar la decisión el Ministro de la Presidencia, Marcelo Prieto, trató de separar la acción policial de la política mediante unas declaraciones que no pasaron inadvertidas.
Consultado sobre la ausencia de algún mensaje contra el gobierno estadounidense o el propio presidente Donald Trump, Prieto señaló que no se señalaban acciones de un gobierno, lo que dio paso a la polémica.
“Esta una circunstancia policial mínima ¿cómo vamos a juzgar y omitir criterios por la acción de un presidente, por una acción concreta en un escenario policial?”, llegó a decir el jerarca.
Ante la situación, la vicepresidenta Epsy Campbell salió al paso señalando que la intención del mensaje era rechazar el racismo de manera integral.
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“Nos solidarizamos con el pueblo afroamericano que lleva décadas de reclamar por justicia, por igualdad. Que lleva décadas levantando la bandera para erradicar el racismo y la discriminación racial, que lleva décadas reclamando por la vida de sus hijos que se encuentra en peligro permanentemente”, pleantea la excanciller en un video.
“Porque la vidas negras importan y porque importan las de Costa Rica, importan las de Estados Unidos, importan las de todo el mundo, hoy decimos, ¡basta ya de racismo y discriminación racial!”, concluyó.
Una muerte que deja huella
La muerte de George Floyd ocurrida a inicios de la semana anterior en Minnesota reabrió el debate de la discriminación racial y motivó un levantamiento social en todo Estados Unidos.
Los hechos ocurrieron cuando un hombre con una descripción que coincidía con la de Floyd, supuestamente intentó hacer un pago con un billete falso de $20, lo que motivó la intervención del Departamento de Policía de Minneapolis, una ciudad del Estado de Minnesota.
Pese a tratarse de un delito menor Floyd fue colocado contra el suelo mientras el policía Derek Chauvin le presionaba el cuello con la rodilla.
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La escena se mantuvo por 8 minutos frente a otros policías y mirada atónita de transeúntes que rogaban para que dejaban de maltratar a aquel hombre, presionado contra el piso. «Le está sangrando la nariz», decía alguno.
Pasaron casi cinco días hasta que el policía Chauvin fue detenido y acusado de asesinato en tercer grado.
En el intermedio, arrancó una serie de protestas que no se han detenido y ante la cuales se ha decretado toque de queda en grandes ciudades y se ha amanezado con responder de manera militar.
