Lo que comenzó como un debate normal en el plenario legislativo para decidir si resellan el proyecto de ley que permitiría excluir al 9-1-1 de la aplicación de la regla fiscal terminó el discusiones, señalamientos e incluso lágrimas de una diputada.
Este jueves los jefes de fracción acordaron llegar a la votación para resellar esta iniciativa para que se convierta en Ley de la República previendo el respaldo de mínimo 38 diputados.
No obstante, durante el desarrollo de la sesión, se contabilizaban 37 es decir, solo faltaba un voto para que pudiera aprobarse el resello.
Por eso algunos diputados presentaran una moción para evitar que hoy se votara a lo que el oficialismo se opuso para resguardar el veto de esta ley que hizo el Gobierno.
Esto comenzó a calentar la discusión.
La oficialista Pilar Cisneros catalogó la negociación para sacar esta iniciativa de la agenda como “una cosa vergonzosa, ofensiva”.
Apeló a que ella está acostumbrada a tratar con personas “de palabra” por lo cual, apuntó contra quienes acordaron ver esta iniciativa y luego, cambiar de posición.
Cisneros calificó como “truculencia” la negociación para buscar la manera de salvar la iniciativa.
Eso generó el malestar del frenteamplista Jonathan Acuña quien salió en defensa de las disposiciones reglamentarias que permiten ese tipo de acciones.
Además, apuntó al respeto que debe haber en el Primer Poder de la República tanto entre diputados como desde Zapote.
“No hay ninguna actitud antidemocrática, si el oficialismo piensa que la utilización de mecanismos que nos ofrece el reglamento y de votar que ofrece la Constitución Política, se va comprendiendo el uso de recursos que tiene, aquí estamos decidiendo en las mismas condiciones”, indicó.
Todas las bancadas de oposición pidieron respeto tanto al Plenario como a la democracia misma.
Lágrimas
Debido a que la sesión se desarrollaba sin rumbo, el presidente del Congreso, Rodrigo Arias pidió un receso mediante el cual acordaron un debate reglado sobre el resello.
Hubo un momento en el que la diputada oficialista María Marta Padilla salió del Plenario debido a una fuerte discusión dentro de su bancada, que implicó gritos en el recinto parlamentario.
En apariencia, Padilla está a favor del resello teniendo así, una posición contraria a la de su bancada y de su Gobierno.
“Ella vota a favor del bloque que queremos el resello. Cuando estoy en el cafetín, ella se dirige hacia enfermería porque venía un poco alterada y logré atinar a que se sentía muy afectada”, dijo el liberacionista Danny Vargas.
Vargas expuso que otras compañeras le comentaron que el voto de Padilla fue a favor de excluir el 9-1-1 porque en dos ocasiones, habían necesitado la atención por parte del sistema de emergencias para su esposo.
“Y que ella agradecía porque le habían salvado la vida, que ella tenía ese compromiso, pero a la hora de la discusión, en su propia fracción, no conozco el detalle, pero fue evidente, ella salió alterada. Tengo entendido que se dirigió a un centro médico”, amplió Vargas.
Los gritos que se escucharon dentro de Plenario también fueron reclamados por la bancada del Frente Amplio donde abogaron por el respeto.
La legisladora, Rocío Alfaro, señaló a Cisneros como la responsable de haberle gritado a Padilla.
“Hay una diputada que tuvo que abandonar el plenario por una falta de respeto de ella (Cisneros)”, destacó.
“No es con gritos que se presiona a la gente”, dijo el diputado Ariel Robles.
“Todos fuimos testigos de lo que sucedió y decirles así como nos podemos equivocar, también nos podríamos disculpar”, continuó su compañero Antonio Ortega.
La oficialista Ada Acuña, aseguró que las lágrimas de Padilla se debieron a que la diputada recordó los momentos en que su esposo requirió la atención por parte del servicio de emergencias.
“Es un tema sensible, acaba de sufrir varias muertes y parte de eso, tiene que ver con que hizo uso del 9-1-1, recordar le afectó. Es una situación que le recordó eso en ese momento”, dijo.
En tanto, Cisneros negó que haya gritado a su compañera. Al cierre de esta nota, no fue posible obtener la posición de Padilla.
Al final, la sesión culminó sin la revisión de mociones ni mucho menos, sin la votación sobre el veto.
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