A partir de este 1° de diciembre usted podría sentir algo diferentes los billetes de ¢2.000 y ¢5.000.
Se trata de la nueva familia que tiene pequeños cambios en el diseño y cambia su material a sustrato de polímero.
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La sustancia es la misma utilizada para bancas, barandas para parques nacionales, basureros y playgrounds y ya se usa en los billetes de ¢1.000.
La primera liberación se dio la semana anterior con los ejemplares de ¢20.000 y ahora se suman dos más.
Billetes más seguros y resistentes
La experiencia con el billete de ¢1.000 dejó satisfecho al Banco Central, donde solo se ha identificado una falsificación.
Así, las nuevas unidades le imitarán características como el material y la ventana transparente.
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Además, las unidades de ¢10.000 y ¢20.000 presentan una banda holográfica sobre la ventana trasparente en la cual se observan efectos como cambios de color, sensación de relieve y cambios de textos al girar el billete.
Respecto a los ejemplares actuales, fabricados en algodón, estos seguirán con validez en la economía nacional.
A Costa Rica desde Europa
Los billetes usados por los costarricenses llegan desde Europa.
Obethur Fiduciaire, de Francia, produce los de ¢2.000, ¢5.000 y ¢20.000.
Orell Fuslli, por su parte, imprime los de ¢1.000 y ¢10.000 en Suiza.
Cada unidad tiene un costo de ¢51,70.