Aunque el Sistema Financiero Nacional para la Vivienda propone impactar la calidad de vida las personas de bajos recursos, su manejo se hace sin los parámetros que aseguren una gestión adecuada de la inversión.
Así lo alerta la Contraloría General de la República tras auditar al Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (MIVAH) y al Banco Hipotecario de la Vivienda (BANHVI).
Los resultados publicados este martes destacan asuntos como:
- Existe un vacío de conocimiento estratégico relacionado con la población objetivo a atender con recursos del SFNV, que considere los problemas, causas, efectos e impactos, así como las necesidades puntuales de vivienda.
- No se han identificado y priorizado las necesidades puntuales de vivienda que permitan determinar el alcance de la participación o contribución del SFNV en la reducción del déficit habitacional.
- No se ha definido el valor público que se espera lograr con los recursos del SFNV en términos de efecto e impacto ni se han elaborado indicadores para su medición, líneas base y metas.
- El BANHVI no cuenta con un inventario o portafolio acorde con las modalidades de vivienda ni su vinculación con los resultados esperados. Tampoco se ha definido una metodología que considere, entre otros, la mejora en la calidad de vida de las personas beneficiadas.
Las advertencias de la Contraloría
La revisión de la Contraloría enfatizó en que los recursos del Sistema de Vivienda se dirigen a poblaciones en pobreza y pobreza extrema, sin que el abordaje se concentre en los objetivos.
“En términos generales determinamos que las labores que realiza el Ministerio del Banhvi no se orientan a la gestión para resultados”, sostuvo la Gerente de Fiscalización para el Desarrollo de Ciudades, Marcela Aragón.
“Determinamos un vacío de conocimiento estratégico sobre la población objetivo que considere las causas los problemas los efectos los impactos y las necesidades puntuales de vivienda”, sumó.
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Según su análisis, no se ha definido la transformación deseada, considerando impactos y la mejora que se quiere lograr.
“Esta situación aunado a la carencia de indicadores de medición de líneas base y metas implica que la aprobación ejecución de los proyectos de su seguimiento evaluación y rendición de cuentas en general no se oriente a la gestión para resultados”, concluyó.