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Las preocupaciones de la gente crecen mientras “Cenicienta” de la medicina receta “medicación de la felicidad” 

“20% de la población tiene, tendrá o tendremos algún problema de salud mental”. Este es un problema al que se le da poca atención.

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Las preocupaciones de la gente crecen mientras “Cenicienta” de la medicina receta “medicación de la felicidad” 
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“20% de la población tiene, tendrá o tendremos algún problema de salud mental”.

Así se sintetiza el diagnóstico de Juan Siso, experto español en Derecho Sanitario, que estuvo en Costa Rica para abordar el tema con los colegios de Psicólogos y de Abogados.

A ello suma la alerta de que los padecimientos incapacitantes: 5 de cada 10 son psiquiátricos.

“Es decir hablamos de algo de una trascendencia social enorme”, alerta y sentencia también que el tema parece dejarse de lado pese a ser un factor clave para el desarrollo colectivo.

En primer lugar están las mismas personas que no prestan atención a su condición.

“Hay un problema de defensa mental sobre ese asunto de salud. Nadie quiere estar malo”, dice. “Nadie está obligado a estar sano pero todo mundo quiere estarlo para trata de ser feliz. Es la meta más importante para tener un poquito de confort espiritual en esta vida”, suma.

A ello se suman las instituciones, que a no la abordan como otros problemas.

“Evidentemente está en el paquete del Derecho Sanitario y de la protección a la salud, no es más que una vertiente, una faceta, de la atención sanitaria general. Sin embargo es la cenicienta en todos los países”, menciona.

“Es la hermana desafortunada del conjunto de las disciplinas, de las necesidades que se atienden en los pacientes”, sigue.

Lo que no se ve pero está

Los temas de Salud, recalca el experto, siguen siendo factores médicos pero su abordaje tanto personal como profesional no suele ser el mismo.

“El daño, el padecimiento psicológico, psiquiátrico, psíquico, cómo lo queramos llamar, no es visible a primera vista. Una persona a la que le falta una pierna o una persona que tiene que atender un embarazo es evidente y necesita unos recursos.

“Pero se le dispensan de inmediato por la evidencia de esa necesidad de atención sanitaria. El enfermo de salud mental muchas veces no tiene esa evidencia”, sostiene.

“Si nosotros viajamos en un autobús al lado de una persona que tiene una depresión endógena, colonizada, por ejemplo, esta persona no tiene a la vista su padecimiento.

“No es un melanoma que lleva en la cara y que todo el mundo sabe que está enfermo. Esto provoca que se atienda con menos intensidad y con menos diligencia la atención a la salud mental, cuando la relevancia que tiene es importantísima”, continúa.

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Ahí recalca en cómo se terminan atendiendo muchos síntomas sin llegar a profundizar en las causas de la situación.

“Si alguien tiene una úlcera de estómago no se limita a dar pastillas para que no les cuesa el estómago. Le atienden, si es necesario hay acción quirúrgica sobre él, se va a la causa del problema”, lamenta.

“En la salud mental muchas veces lo que se hace es atender la sintomatología. Al enfermo que se encuentra deprimido le dan estimulanates, el que se encuentra demasiado excitante le dan sedantes. Y esto es terrible”, repunta.

Ahí la preocupación aumenta por terminar con atenciones más paliativas y simplificadas.

“Estamos en una época enla que algunos países existe lo que se llama la medicación de la felicidad”, cerró.

El estigma que no se arregla con la ley

Dentro del abordaje, el experto destaca un apartado donde la sociedad como tal tiene cambiar y tiene que ver con los estigmas de la Salud Mental.

“No hay un sporte jurídico para ello, es un soporte de concienciación social y es un modo de proceder que no está dentro del marco jurídico”, sostiene.

Reclama que se mantiene la imagen de un enfermo mental estigmatizado. “Relegado, orillado y encima mal atendido, no se puede tener peor suerte en la vida. Encima asistencialmente mal atendido repercute en toda la sociedad”, declaró.

“A esta persona le estamos quitando oportunidades no solamente en lo laboral, no solamente en lo profesional, sino en lo cívico, participar”, insistió.

Derecho a la Protección de la Salud

Otra de las aclaraciones de Siso es que más que hablar de un “Derecho a la Salud” el término adecuado es el de “Derecho a la Protección de la Salud”.

“Nadie tiene Derecho a la Salud, tiene derecho a que le ayuden a proteger su salud pero no a la salud. Si tuviéramos derecho a la salud llevaríamos a los tribunales al estafilococo aureus que nos infecta, por ejemplo”, acota.

La atención, explica, se sustenta en mezclar la parte normativa (donde ya Costa Rica avanzó con una legislación propia); a lo que se suman tener a las entidades y servicios alineados con un abordaje integral donde las personas también estén concientes de la situación.

“Estamos hablando de un atentado a un derecho fundamental, la dignidad humana”, concluyó.

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