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Salud ve con cautela posibles efectos positivos de vacuna contra tuberculosis en supervivencia de COVID-19

por Tomás Gómez
Observador CR

Aunque diferentes expertos alrededor del mundo avanzan con investigaciones sobre aparentes efectos positivos de la vacuna contra la tuberculosis en pacientes que contraigan coronavirus, el ministro de Salud, Daniel Salas, toma distancia y asegura que aún faltan detalles por aclarar.

Las primeras investigaciones, surgidas sobre todo en Estados Unidos, han hallado patrones de supervivencia más altos en países que han tenido la inmunización como una política de estado a lo largo de los años.

El estudio comparó el índice de muertes en países como Italia, Holanda y España – que no tienen una vacunación activa – contra los resultados de naciones como Japón y Dinamarca –que sí vacunan-, encontrando una mortalidad menor en los segundos.

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Al respeto, el ministro Salas matizó la información señalando que “pueden haber otros factores que estén enmascarando o confundiendo el efecto de la vacuna”.

Con un poco menos de escepticismo el jerarca hizo mención también un nuevo análisis que se hace en Australia sobre la misma vacuna pero en los casos donde esta se ha aplicado recientemente y no al nacer, como en la mayoría de países.

“Hasta el momento nada es concluyente”, cerró.

En ambos estudios, el ministro Salas destacó que son estudios analizando conductas pasadas y que no hay elementos definitivos sobre su impacto real.

La vacuna que marca a los ticos

Los estudios en cuestión giran en torno a la vacuna contra el Bacilo Calmette-Guérin (BCG), lanzada hace casi 100 años y que ha servido en todo este tiempo para combatir la tuberculosis, una infección bacteriana que daña especialmente el sistema respiratorio.

Investigaciones de seguimiento han calculado que su eficacia se mantiene hasta por 60 años después de aplicada.

La inyección se aplica desde la década de 1950 de manera extendida en Costa Rica y se incluyó en el esquema obligatorio en 1969.

Su aplicación se hace al nacer y es la responsable de la cicatriz en el antebrazo derecho que tienen la mayoría de las personas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reacción a la vacuna es completamente normal. Hasta el 95% genera una pequeña úlcera en la zona de aplicación de la inyección, que tarda entre 2 y 5 meses para sanarse y que deja una cicatriz superficial . Su aplicación es en el brazo derecho a manera de identificación, en el izquierdo se coloca la vacuna contra la viruela. (El Observador)