Krissia Morris Gray
El cantón de Los Chiles acumula un total de 110 casos de malaria en lo que va del año.
Por eso, las autoridades de salud realizan un barrido en la zona para detectar más pacientes y darles el tratamiento correspondiente.
Melvin Anchía Villalobos, epidemiólogo regional de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), manifestó que se están tomando -en promedio- 260 muestras diarias de sangre en los barridos epidemiológicos.
Esto al tiempo que se detectan entre cuatro y siete casos por día.
Comentó que el propósito del barrido intensificado es cortar cadena de trasmisión de la enfermedad y evitar la propagación a otras comunidades aledañas.
“El tratamiento oportuno evita las complicaciones graves, disminuye el costo social por días de inactividad laboral, disminuye la transmisión y favorece los controles eficaces contra la malaria”, apuntó Anchía.
Las comunidades afectadas se encuentran en una ruta migratoria altamente transitada, lo que dificulta la contención de la enfermedad.
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Estas son las ubicadas en el cordón fronterizo como Medio Queso, San Gerardo, Isla Chica, La Trocha, El Triunfo y Santa Fe.
Los Ebáis y el hospital Los Chiles también se suman a la búsqueda intensificada captando todo paciente que ingrese a consultar por síntomas de la enfermedad.
Detalles de la malaria
De acuerdo con la CCSS, la incidencia de casos de malaria es baja en el país.
La mayoría de los casos se concentran actualmente en la región Huetar Norte, en específico en el cantón de Los Chiles.
La malaria es trasmitida por el mosquito anófeles.
Si este mosquito pica a una persona enferma para alimentarse de su sangre, luego es portadora del parásito y contagia a otras personas.
Los síntomas son: fiebre alta, agudo o crónico, escalofríos, sudoración, anemia, dolores musculares, dolor de cabeza, bazo e hígado agrandados, entre otros.
Aparece entre 10 y 15 días después de la picadura del mosquito infectado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dos métodos de lucha contra los mosquitos.
Uno es fumigar los interiores de las viviendas con insecticidas de acción residual. Y el otro es destruir criaderos, abatización de los suampos y drenaje en sitios de aguas estancadas.
Krissia Morris Gray
