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Gira presidencial cerró con promesas, humo y algunos ‘mea culpa’ en el Puerto

Carlos Alvarado fue a ver Puntarenas, pero Puntarenas no lo pudo ver. Custodiado en todo momento por un fuerte operativo…

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Gira presidencial cerró con promesas, humo y algunos ‘mea culpa’ en el Puerto
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Carlos Alvarado fue a ver Puntarenas, pero Puntarenas no lo pudo ver.

Custodiado en todo momento por un fuerte operativo policial, Alvarado se desplazó este lunes en el Pacífico Central, con una agenda llena de protocolos.

La visita presidencial recordó el fusilamiento del héroe Juan Rafael Mora, ocurrida en la ciudad del Pacífico el 30 de setiembre de 1860.

Con el cerco policial, el Poder Ejecutivo evitó que se repitieran las protestas que marcaron las giras por Guanacaste, el 25 de julio, y en Limón, el 31 de agosto.

En lo que sí se pareció esta a otras giras, fue en la larga lista de promesas que el Gabinete en pleno llevó a la zona.

Homenajes y hospitales

Según el Gobierno, el nuevo hospital de Puntarenas permitirá contar con especialidades médicas que hasta ahora no se ofrecen en la zona (Presidencia)

A las 8:30 a.m. en el centro de Puntarenas, se rindió homenaje al tres veces presidente y posteriormente asesinado Don Juanito y al general José María Cañas.

Con perfil bajo se anunció que sería el vicepresidente Marvin Rodríguez, quien representaría al Poder Ejecutivo.

Horas más tarde apareció el mandatario Alvarado en el parqueo del Hospital Monseñor Sanabria.

Ahí se firmó el contrato para dotar de una nueva sede al centro médico. La obra costará más de ¢130.000 millones. El proyecto está a cargo del consorcio Van der Laat/Ingelectra.

Encerrados en El Roble

Finalizado el acto hospitalario la comitiva salió del centro de Puntarenas rumbo al barrio El Roble.

Ahí se celebró un Consejo de Gobierno al que sólo se podría ingresar con invitación y habiendo facilitado los datos personales previamente.

Las calles de localidad lucieron abarrotadas de policías y para ingresar a la sede de la Universidad Técnica Nacional -sede del evento- había que superar dos retenes de seguridad.

El acto contó con tres horas de discursos en los que se mostraron dos versiones disímiles sobre Puntarenas.

Los representantes municipales y los diputados de la provincia -donde el PAC carece de curules- dieron una larga lista de quejas por el abandono de la provincia y la necesidad de generar oportunidades, sobre todo de empleo.

Llegaron después los voceros del Gobierno con ideas para modernizar la infraestructura turística y construir clínicas.

Tras los anuncios, el presidente ejecutivo del Instituto de Puertos del Pacífico (Incop) y delegado presidencial para la región, Juan Ramón Rivera, llegó a decir que no era válido decir que el Gobierno no se preocupaba por Puntarenas.

Atrasos que pasan factura

El mensaje de Carlos Alvarado llegó al final del acto, cuando el calor porteño se hacía sentir y el cansancio se reflejaba en las caras de lo asistentes.

En un mensaje de 25 minutos, el mandatario reconoció que la “marea había subido”, en alusión a los proyectos que estuvieron abandonados por años.

Consultado posteriormente hizo mención a temas de infraestructura, trabajo y muelles.

Como promesas para antes de dejar el Gobierno, Alvarado enlistó:

  • Avance en la construcción del hospital, defendido por la administración como “el más moderno” del país.
  • Ampliación de la carretera La Angostura.
  • Renovación de las facilidades de Isla San Lucas.
  • Busca de inversionistas para la Zona Franca de Barranca.
  • Negociación para ampliar la Ruta 27

Consciente de la carencia de apoyo que tiene en las costas, el presidente admitió que el desempleo juega en en su contra.

“Yo entiendo que en Puntarenas ha sido tal el golpe del desempleo y ha sido tal la situación qué haya una desconfianza natural hacia los gobernantes”, señaló.

“En este caso puede ser contra mi persona, pero mi afán es que pasen cosas”, agregó Alvarado retomando sus promesas una vez más.

El humo por el sobrecalentamiento

Pocos acontecimientos tuvieron la capacidad de romper la tranquilidad de la gira.

El que por lo menos puso de pie a los asistentes fue cuando la pantalla del escenario se sobrecalentó y tras un pequeño circuito un humo blanco fue llenando el escenario.

Las autoridades de emergencia debieron revisar el escenario y el equipo donde se realizó la sesión de Consejo de Gobierno. (Tomás Gómez/El Observador)

Carlos Alvarado debió ser evacuado y con él salieron la Primera Dama, el Vicepresidente y el alcalde de Puntarenas.

Tras cinco minutos y después de una inspección de los cuerpos de emergencia, el programa volvió a su normalidad.

Solo así se rompió la monotonía de un guión para visitas presidenciales a las comunidades que se vuelve cada vez más repetitivo.