Mariana Mena
Dos jóvenes de Costa Rica ganaron medalla de oro en París tras presentar un proyecto relacionado con nuevos usos de la bacteria lactobacillus casei.
El ingenio de los ticos mostró importantes avances en el uso de estas bacterias en los sectores médico, agrario y alimentario.
Se trata de los hermanos gemelos Ian e Itnan Vargas Venegas. El primero es estudiante de Comunicación Colectiva en la Universidad de Costa Rica.
El segundo estudia Ingeniería en Biotecnología en el Tecnológico de Costa Rica.
“Nosotros vimos en el organismo de las bacterias lactobacillus casei, que están presentes por ejemplo en el yogurt, un potencial para desarrollarlo.
“Desde la parte de alimentos puede ser para producir otros productos, en la parte agrícola se analizó el crecimiento en los desechos del café, mientras que en la parte biomédica vimos que se puede usar como una vacuna oral”, explicó a groso modo Itnan Vargas.
Los gemelos Ian y Itnan Vargas Venegas, ganaron medalla de oro en París por proyecto con el uso de bacterias. Cortesía
Concurso
Dicho proyecto fue presentando en el iGEMGrand Jamboree 2022, que se celebró en París, Francia.
“Un equipo de jóvenes estudiantes de universidades públicas representó con éxito a nuestro país en el iGEM 2022”, señaló la embajada de Costa Rica en Francia.
Según agregó el iGEM es la mayor conferencia mundial en biología sintética.
Para la edición de este 2022 participaron más de 350 equipos de 40 países. Los proyectos fueron evaluados por expertos de nivel mundial.
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Crianza positiva
Estos jóvenes destacan además de sus logros académicos por haber crecido en un ambiente de amor, sin castigos físicos por parte de sus padres y con el acompañamiento de profesionales.
“Considero que la violencia suma un estrés innecesario al niño o la niña. Si a la hora de hacer la tarea los padres reaccionan con enojo, resta motivación hacia el estudio.
“Y lo bonito es crecer aprendiendo, jugando y divirtiéndose en el proceso”, señaló Itnan.
Su mamá Cheiling Venegas y su padre Wilberth Vargas destacaron que los gemelos aprendieron a leer a los cuatro años por esfuerzo de ellos en el hogar.
“No se imagina mi gratitud con Dios por tener unos hijos tan esforzados y perseverantes. Nunca aplicamos la agresión física, buscamos maneras de motivarlos desde el amor”, comentó la mamá.
Sin duda queda un largo camino para estos jóvenes que cursan su tercer año de carrera y ya cosechan grandes logros para el futuro.
