Redacción El Observador
Diversas alternativas libres de humo para fumadores -como los cigarrillos electrónicos- desean ser reconocidas por sus esfuerzos para ayudar a reducir las enfermedades asociadas con el tabaco, entre ellas el cáncer de pulmón.
Sus fabricantes y usuarios consideran, sin embargo, que son cada vez mayores las políticas y campañas en su contra.
De allí que piden un espacio para ser escuchados a partir de información científica existente y no desde el señalamiento o las trabas.
Preocupación local
Por ejemplo, en nuestro país se tramita en la Asamblea Legislativa el proyecto 21.658. Este tiene como objetivo establecer un impuesto del 40% sobre la base imponible de los productos relacionados con los vapeadores y cigarros electrónicos.
Tanto así que la Cámara de Comercio y la Cámara de Industrias de Costa Rica se manifestaron públicamente en contra de este proyecto.
“Un alza de precios derivada de este tipo de impuestos desencadenará un ambiente atractivo para que productos de contrabando de esta categoría entren al mercado con estándares de calidad desconocidos y con problemas de seguridad”, explicó Jairo Mena, director ejecutivo del Observatorio de Comercio Ilícito de la Cámara de Comercio de Costa Rica.
Esta posición es respaldada por Erick Ulate, presidente de la Asociación Consumidores de Costa Rica. “Apoyamos la aplicación de políticas públicas que tengan como objetivo la reducción del número de enfermedades y muertes relacionadas con el tabaco y el rol que pueden desempeñar los productos libres de humo en la salud de los fumadores”.
Agregó: “En este sentido los consumidores debemos ser parte integrante de la elaboración y aplicación de esas políticas públicas. En ningún momento deben apoyarse en acciones tan perjudiciales como la aplicación de nuevos impuestos”.
Menos trabas y más acceso piden fabricantes
Existen empresas tabacaleras, como Philip Morris, que promueven los dispositivos electrónicos sin combustión, es decir, que no queman el tabaco, sino que solamente lo calientan.
Se trata de artefactos que imitan la apariencia, el gusto y la experiencia sensorial de un cigarrillo, pero que reducen considerablemente la exposición a sustancias químicas nocivas y potencialmente nocivas. Estos productos son para fumadores, no para atraer nuevos consumidores.
Un estudio de la agencia de salud pública independiente Knowledge Action Change (KAC), con sede en el Reino Unido, reveló que actualmente solo 9 de cada 100 fumadores están accediendo a estas alternativas.
La investigación se llama (Burning Issues: The Global State of Tobacco Harm Reduction 2020. Está disponible en este enlace https://kachange.eu/.
Burning Issues estima que 98 millones de personas utilizan estos productos, de los cuales 68 millones son vapeadores, principalmente en EE.UU., China, Rusia, Reino Unido, Francia, Japón, Alemania y México.
Otros 20 millones son usuarios de productos de tabaco calentado (HTP). Sus usuarios se encuentran en su mayoría en Japón, donde las ventas de cigarrillos han disminuido en 32% desde 2016, cuando se lanzaron estos dispositivos.
Empero, numerosas políticas públicas limitan la información y acceso mediante la imposición de tributos.
KAC indica que el uso de los llamados productos de nicotina más seguros (SNP, en inglés), incluidos los dispositivos de vapeo, “ayuda a reducir los daños causados por el humo del cigarrillo, lo que mejora la salud y reduce el número de muertes”.
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Lucha de dos bandos
Sin embargo, muchos en el ámbito de la salud y la lucha contra el tabaco a nivel mundial siguen considerando la reducción de los daños causados por el tabaco como una amenaza. Y no como una oportunidad para la salud pública, apunta la compañía.
La Asociación Internacional para el Control del Tabaquismo y la Reducción de Daños señala que científicos de todo el mundo creen que las estrategias de control del tabaquismo deben reformarse.
Esto para incluir la reducción de los daños mediante el uso de productos alternativos de menor riesgo potencial, además de otras medidas tradicionales para dejar de fumar y de prevención del tabaquismo.
Esta asociación agrupa a expertos independientes en el control del tabaquismo y la reducción de daños.
“Se requiere establecer un diálogo constructivo para discutir las preocupaciones y los desafíos, así como aprovechar los sólidos conocimientos especializados que ya existen en muchos países”, puntualizó la compañía.
Ningún producto de tabaco es libre de riesgos
