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Popcorn506 para El Observador
A pesar de los grandes estrenos que ha habido en los últimos meses, hay uno que parece que se ha llevado la palma en cuanto a repercusión: Barbie. Ha sido una avalancha mediática, con una campaña de marketing de dimensiones hasta ahora casi desconocidas.
De hecho, a su millonario presupuesto de producción, le ha llegado a superar la partida dedicada a promoción. Y eso son muchos millones de dólares. Pero, parece, ha merecido la pena.
Está bien, es cierto que de esto es de lo que más se está hablando en muchos círculos y, por desgracia, las virtudes de la película están pasando un poco más desapercibidas.
El mérito
Para empezar, el mérito de Barbie como película, y no como producto mercantil, ha superado dos grandes dificultades. La primera, esa misma, que es una película que tiene valor cinematográfico, algo que muchos le han querido negar por su respaldo económico.
Menudos prejuicios han tenido que quitarse algunos después de verla y asumir lo que tenían delante.
La segunda, que tampoco es nimia, es que se llegaba desde un estreno potentísimo, como era la última Misión Imposible, y, para añadirle más dificultad, aparece en las salas el mismo día que Oppenheimer.
Y esto era un reto doble, por lo artístico y por la competición que suponía a la hora de llenar las salas, creando todo un Hype alrededor de esta ultima que resulto llamarse Barbieheimer.
Verla con ojos bien abiertos
Pero nada de esto ha podido con Barbie. El color rosa se ha impuesto en ciudades de todo el mundo y la gente ha acudido en masa a disfrutar de una película que, además de resultar muy divertida y entretenida, o de gozar de una identidad única y auténtica, tiene de fondo más de lo que pueda parecer.
Solo hay que verla con los ojos bien abiertos y pensar en lo que muchas veces decimos: ¿nos da lo que promete? ¿Es una película honesta?
Para responder a esto, hay que empezar por hablar de los artífices de Barbie, de esta Barbie, que son Greta Gerwig y Noah Baumbach. La primera, en la dirección y, luego, acompañada por él en el guión.
¿Cómo se traduce esto? Se traduce en una película que tiene carácter y personalidad, como suelen ser las obras de ambos y, concretamente, de ella. Pero, al ser sobre Barbie, también en una obra de un género diferente, que puede ser un poco más arriesgado para ellos, aunque con resultados que aquí alabamos.
Principalmente, porque creemos que no hay que tomarse tan en serio cualquier chiste o cualquier propuesta. Y, segundo, porque los primeros que se ríen de sí mismos son los propios creadores de la muñeca y del concepto de Barbie.
Un concepto de Barbie, y de todo su mundo creado desde hace décadas, que se ha llevado de manera detallista y minuciosa a la gran pantalla. Cuanto más se conoce de este mundo, o más se recuerda de lo que ya en los setenta y ochenta del siglo pasado se proponía, más se asombra uno de lo que han trabajado los documentalistas y directores artísticos de esta película.
El elenco
Con unas herramientas tan buenas como el planteamiento y la identidad visual de Barbie, ya solo hacía falta una guinda como unos rostros adecuados para llevarlo a la realidad.
No seremos nosotros tampoco los que critiquemos la elección de Margot Robbie y Ryan Gosling. Nos parecen dos actores muy top en la actualidad, con un atractivo indiscutible para el gran público y para la cámara, y con un talento más que apropiado para los papeles que tenían que afrontar aquí.
De hecho, el magnetismo que tiene ella siempre que se pone delante de los focos es casi imbatible en la actualidad, además de la vis cómica que tiene y que hace que los chistes y gags luzcan de maravilla.
Y decimos casi imbatible porque delante de ella tiene a Gosling haciendo de Ken, pero exprimiendo sus capacidades artísticas como pocos podíamos haber imaginado.
Es que, aunque Ken no sea el personaje de cine con mayor profundidad y capas de la historia, nuestro amigo Ryan hace de él una figura inolvidable a través de un trabajo de interpretación y entretenimiento supremo.
Así que, retornando a lo que comentábamos al comienzo, y un poco a lo que llevamos unas semanas pensando, hay que agradecer y disfrutar de este momento.
Como bien ha dicho el mismo Coppola, el hecho de que tanta gente haya acudido a las salas de cine este verano y que, refiriéndose a estas dos, haya sido a causa de unas películas nuevas, originales y que no dependen ni de secuelas ni de remakes, es una gran noticia. Pero aún les queda mucho por hacer a los grandes estudios si quieren reconquistar al espectador.
Por desgracia, los señores de Barbie parecen tender a exprimir un mundo, en este caso de Mattel, hasta que no queden gotas de originalidad y talento. Pero, tal vez, Gerwig y Baumbach puedan proponer o buscar, nuevamente, personajes e historias originales, como suele hacer Nolan. Y que no tarden tanto, por favor.
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