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En España y con frío: para hacer amigos… la playa

Manuel Guisande para El Observador Vivir en Costa Rica (que no lo conozco y a ver si me invita una…

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En España y con frío: para hacer amigos… la playa
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Manuel Guisande

Manuel Guisande para El Observador

Vivir en Costa Rica (que no lo conozco y a ver si me invita una universidad) tiene que ser una maravilla. Que sí… que a veces hace calor demás y cuando llueves no os aparece Noé, de milagro.

¡Pero tío!, lo de España en la época seca vuestra, sobre todo en el norte con lo fría que esta el agua, es mortal.

Pero claro, también es una ventaja: en el norte haces amigos sí o sí; tú en una playa del norte de España haces amigos… yo diría que a la fuerza.

Tú vas al arenal, no vale ni el chiringuito, ni un restaurante, ni un hotel cercano, no; en el condenado arenal y, exactamente, justo al borde del agua; ahí y solo ahí haces amigos y todos los que quieras.

Te pones allí, miras a la izquierda o a la derecha y verás a millones de personas que no sabes bien si se quieren bañar o vaciar el mar; todos, pero todos, rodeando el agua pero sin tocarla.

Entonces llega uno, mete el pie y dice “bufff ¡qué fríaaaa!” Pues basta que solo diga eso, “¡qué fríaaaa!”, para el que tengas al lado, inicie una conversación en plan, “es que el mar aquí…”.

¡Buf! y más ¡buf!

Tú dices eso, pero solo eso, y es muy probable que el del “buff”, sino es un rinoceronte o un ñu, sino un ser humano, te diga: “Es que venimos de Paredes de Nava (Palencia)

Y… basta que diga eso el del interior para que entables una animada charla. Que si un día pasaste por allí, que si las chuletas de cordero, que si las morcillas, que visitaste un museo y… bañarte, no, pero hablar… de lo que sea.

Como tenga niños en edad de ahogarlos… pues lo animas a que hablen con los tuyos, que se hagan amigos, que jueguen a las palas, al fútbol, que se intercambien los flotadores…

Según vas a tu toalla acompañado por él, entonces comentas a tu mujer: “mira, este señor es de Palencia, exactamente de Paredes de Nava, donde aquella vez…”

Y bueno bueno, entonces el asunto este es ya la reocarrepiroca; da-lo-mis-mo, co-mo-si-lo-co-no-cie-ras-de-to-da-la-vi-da. Una fraternidad, un cariño surge así a bote pronto con el de Paredes…

Entre parloteo y parloteo, y una vez que pasan esas intensas sensaciones de colegueo infinito, pues no sé cómo te vas fijando con la misma intensidad en determinados aspectos en los que no habí­as caído una hora antes.

Como, por ejemplo, que en dónde rayos habrá comprado este tío ese bañador tan raro con un racimo de uvas y una pantera enseñando los dientes…

Cuando lo normal es que dijeras “menudo tío con el gusto en los pies”, pues no, lo máximo que se te ocurre es disculparlo con un “como en Paredes de Nava no hay mar…”.  ¡

Dios, qué cosas pasan en la época seca!, lo que se une el personal así porque sí, que llega a ser la época de lluvias y dudas a quien cargarte primero, si a la pantera o a él; bueno, yo, dudas… ninguna.

Manuel Guisande